Emilio Andrés González (1944 - 2020)
Hijo de Severino y Juliana.
Texto en memoria de Emilio, leído por por el padre Abel, su hermano, en la misa de cenizas el día 8 de agosto de 2020, en la iglesia de San Pedro de Sandoval de la Reina.
Tras la misa, concelebrada con Leoncio González, las cenizas de Emilio se llevaron al cementerio y fueron puestas en el panteón familiar.
In memoriam
Sin ánimo de ser exhaustivo, pero me vais a permitir unas palabras de cariño, de grato recuerdo, a nuestro querido Emilio, cuando se cumplen los 68 días de su fallecimiento.
El día 2 de junio te fuiste, designios de Dios, calladamente, suave..., con tu forma de ser, con tu estilo, sin querer dar qué hacer a los de tu entorno.
Nos has dejado huérfanos de tu sonrisa, de tu buen talante, de tu entusiasmo por todos. Fuimos afortunados de compartir contigo muchos días, muchos años, ojalá hubieran sido más. En ti encontramos siempre estupenda y agradable acogida, serenidad, paz, cariño, confianza, amor en definitiva.
Tan solo quiero, mejor, queremos, darte las gracias una vez más por querernos a todos y por dejarnos formar parte de tu vida.
Cuando se nos van las personas con las que convivimos, se nos va un pedazo de nosotros mismos.
Algo se muere en el alma cuando un amigo se va.
Pero hemos de reaccionar apoyándonos en la fe, en la ESPERANZA. No nos dejemos robar la ESPERANZA. Resucitaremos, viviremos una vida diferente.
La vida es maravillosa, pero sería un espectáculo demasiado corto si terminara con la muerte.
Si de verdad la existencia acabara aquí, sería poca cosa.
Tras la muerte hay más vida, una vida nueva y eterna. Es la palabra de Jesús, que no nos va a fallar.
Hasta siempre, Emilio.
En el momento de darle tierra a sus cenizas, Santiago Sanz, su amigo, cantó para él y para todos, en la despedida, la canción litúrgica del maestro Mateu, Adiós Amigo, «Emilio», pronunció Santiago.
Ya te marchas, Emilio, a otras tierras, vas cansado de tanto caminar, pero al fin has hallado un horizonte, donde vas a vivir otra paz.
Nuestra vida es camino sin descanso, es la luz que transcurre en un adiós. Pero vida es también nuestra esperanza, al sentir que nos une nuestra fe en el Señor.
En nosotros perdura tu presencia, el recuerdo de amor no tiene fin. Te sentimos viviendo a nuestro lado, pues sabemos que estás no muy lejos de aquí.
Quiero que sepas, cuando te vas de aquí, que ni cielo ni tierra te alejarán de mí. Más que la vida puede siempre el amor. Y ese amor te da otra vida en mi corazón.
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