Arde una casa por un rayo (2022)
Ocurrió el 4 de junio de 2022, sábado.
Estaba descerrojando, lloviendo a cántaros, no en vano cayeron unos 20 litros de agua en pocos minutos. No se podía andar por la calle del bolpazo de agua que caía. Poco antes se veía amugando la tormenta que venía de por zona de Guadilla de Villamar.
Eran sobre la diez de la noche, faltaba poco para que se pusiera el sol.
Y cayó un rayo sobre la casa más alta de Sandoval. Cayó sobre una esquina en el tejado e, inmediatamente, la casa echó a arder. La casa es de Modesta Fontaneda. No estaba habitada y servía de almacén de leña y alpacas de paja.
Fue una suerte que no se propagara a otras casas de la manzana. Además de por los trabajos de extinción de vecinos y bomberos, la dirección del viento, suave y hacia la era y no hacia las casas, permitió que eso no sucediera.
Durante los días siguientes se fueron retirando del interior la paja y la madera y desescombrando la pared derribada. Pasados varios días, todavía había alpacas y maderos prendidos.
Pili Rodríguez cuenta que estaba cerrando las ventanas de casa ante la tormenta que estaba cayendo. Estaba cerrando la que está justo enfrente de la que se quemó y vio caer el rayo.
«Vi una bola de fuego que cayó sobre una esquina del tejado de la casa. Llovía a jarros. Yo lo viví espantada, diciendo ¿esto qué es? Voy a hacer ochenta años y nunca en mi vida he visto eso. Lo vi como que iba a tiro hecho a lo más alto del tejado ¡Qué fuego! Fui incapaz de moverme de la ventana en un primer momento. Después cerré todo».
Reyes Pérez relata:
«Estábamos cogiendo fresas y tuvimos que dejar de cogerlas porque nos mojábamos y pensamos bajar corriendo a casa. Y en eso Nati le dijo a Jorge que llamáramos al 112 que se estaba quemando la casa. Antes de eso oímos un ¡pla!, un estruendo que se marchó la luz de casa, se saltó el diferencial eléctrico. Llamé al 112. Al principio no sabíamos donde era el fuego, porque desde casa solo se veía humo y porque además diluviaba, hasta el punto de que se metía agua por la parte trasera de la casa.
Una vez que ya no llovía tanto, nos acercamos. Estaban Félix y Ricardo que estaban fuera de casa y nos dijeron que del trueno que había pegado, habían saltado hasta su casa los cascotes del tejado. Ahí estaban los cascotes, en la acera.
Arriba, donde la casa de Gabriel, hablando con la Pili me dijo que estaba cerrando las ventanas por la tormenta tan fuerte que había y dijo yo vi una bola de fuego que impactó en el tejado de la casa, la que ahora se estaba quemando.
No se consiguió contactar para que las campanas tocaran a fuego. Antes que los bomberos, apareció la guardia civil. Los bomberos tardaron en llegar. Primero llegó uno solo en un camión pequeño y más tarde llegó otro, me imagino que en su coche.. Ángel le cogió la manguera para intentar apagar el fuego. Estaban en ello Raúl, Ángel, Bernardo... intentando hacer agujeros por la otra pared para intentar apagar el fuego. Esa casa estaba llena de leña y de alpacas. Estaban echando agua a la casa de al lado para hacer de cortafuegos y que no se corriera el fuego. Nosotros estuvimos hasta la una de la madrugada y allí se quedaron muchos porque seguía ardiendo.
Los bomberos se fueron turnando, primero los de Villadiego, luego los de Castrojeriz y luego los de Santa María del Campo, aunque hubo espacios de tiempo en que estuvieron allí a la vez dos dotaciones de bomberos.
Cortaron la carretera con conos para que no pasaran coches por si acaso se caía la pared hacia la carretera. Otra cosa era el aire; cuando estaba soplando hacia la carretera ni tan mal, pero cuando cambiaba e iba hacia los que estaban en el tejado de la casa de al lado con la manguera, hacía allí iban el humo y las llamas, yo temía por su vida; Ángel no bajaba del tejado, se resbalaba y se volvía a levantar, hacia él iba todo el humo. Yo pensaba sigue de pie, este hombre cómo aguanta.
Todo el mundo colaboró en quitar las alpacas que había en el exterior para que no se prendieran.
Ya por la noche, con una máquina que habían alquilado a los de Pedrosa del Páramo [Garosa] tiraron la pared que da a la era para ir sacando el material del interior y el escombro se echó a un remolque y se llevó a una tierra. Antes lo había intentado Ángel con su excavadora, pero tuvo que parar.
En el barrio de la Granja no había suficiente presión de agua para recargar los camiones de bomberos y tenían que bajar al pueblo.
Hubo un momento en que Nati y Amparo intentaron emplear cubos de agua, pero la magnitud y las características del incendio hacían que este método fuera inútil».
Genoveva Besga, que vive, como Pili, enfrente a la casa quemada, un poco hacia un lado. Así lo vivió, también en primera persona:
«Era un día de tormenta. Estábamos viendo la tele y de repente se oyó ¡pam!, un ruido muy fuerte. Un estruendo. Me dije "¿qué ha pasado por ahí?". Salí y dije, "pues no sé si se ha caído la casa esa o algo se ha caído por ahí". Miré y nada se había caído. Cuando Rafa [Renedo] va alante dice "está la calle llena de coches y está saliendo humo". Y efectivamente, se veía salir humo de la casa y unas llamas, cada vez más llamas. El ruido fue un rayo que cayó ahí. Algunas tejas las mandó a la otra parte de la carretera, hacía la casa de Félix [acota Rafa]. El estruendo que se oyó fue muy fuerte, como que se habría caído esa casa.
En empezar a apagarlo no se tardó, había gente [del pueblo]. Los bomberos tardaron muchísimo en venir. Empezó a hacer humo, mucho humo y llamas, llamas, llamas. La gente está nerviosa, yendo y viniendo, por un sitio, por otro, llovía. Los bomberos tardaron, igual, casi media hora. Venidos los bomberos empezaron a echar agua. Un poco más tarde, la gente ya se subió a la otra casa, echando agua como podían. Hicieron un agujero en la casa para meter agua por él, porque estaba todo cerrado, para que entraría agua por dentro, si no solo se podía meter agua por el tejado. Se enchufó una manguera al registro de agua que hay donde la casa de Mauricio. Se veía mucha llama y estaba muy alta. Echaban agua por algún agujero y por una ventanilla, pero no era suficiente. Entonces, empezaron a quitar pared con una pala, fueron quitando y la llama empezó a caer por abajo.
Yo me asustaba. Había alpacas. Las recogieron un poco porque estaban extendidas. Las llamas caían y pensé que se podía quemar toda la era porque había paja y que podía ser peor todavía. Fue horrible, yo nunca he visto en mi vida un fuego tan de cerca.
Vinieron dos dotaciones de bomberos, unos de Villadiego y otros de... Dos dotaciones de bomberos nada más. Al principio cuando vinieron dijeron "¡Anda, estos son de Burgos!", pero no, era el mismo, fue a cargar [agua] y volvió. Cargó en Sandoval, en alguna alcantarilla, no sé. "Abajo, que hay más presión y se llena antes" [comenta Rafa]. No tardó mucho.
Daba miedo porque se veía mucha llama; los bomberos tenían que haber venido antes, tardaron mucho en venir. Cuando caía la llama, la gente se alarmaba, decían "¡Venga, corriendo, coged la manguera y echad agua como se pueda!". No se echaba agua con cubos porque no hacían nada con esas llamas tan altas, era mucho incendio para cubos de agua, echaban agua con manguera. Se subieron al otro tejado y desde allí iban abriendo y metiendo por ahí mangueras.
Estuvo toda la noche ardiendo. Yo, me fui a la cama a las doce y media y había llamas. Me levanté a las tres y media y había llamas. A las cuatro [de la madrugada] se fueron los bomberos y seguía saliendo humo y alguna llama. Se ve que se fueron a cargar, porque me levanté, no sé a qué hora, no podía dormir porque no salía más que humo y humo y que eso no se apagaba. A las siete de la mañana, estaba el coche de bomberos donde Mauricio.
A las ocho de la mañana, los bomberos empezaron otra vez a tirar agua porque no se apagaba. Salía humo y alguna llama. Había resquemos. Después estuvieron toda la mañana. Al día siguiente era domingo, fuimos a misa a las once y media y cuando salimos todavía había humo. "Rafa: A la semana siguiente aún estaban quitando; estaba Angelín quitando ahí tierra y me dio una tabla y quemaba todavía. Siete días por lo menos ha salido calor. Angelín tenía que ir a cosechar y me dijo que no iba a estar a gusto y quitó toda la tierra y el escombro de la casa."
Empezó a las 21:30, que fue cuando se oyó el ruido que te comento. Mientras ardía, seguía lloviendo, se veía gente con paraguas. Si llega a ser a las dos de la mañana o las tres, que la gente está durmiendo, habría empezado el fuego a pasar a pasar y yo qué sé hasta donde habría llegado. Luego, también está la carretera y siempre pasa alguien.
Es que las llamas eran... a mí me alarmaban un montón. Y si habría habido mucho aire pues más lo extiende para todos los lados, que tampoco hacía mucho. Fue espantoso. Yo tenía mucho miedo.»
Las imágenes que siguen son de María Andrés, Reyes Pérez y Genoveva Besga. En el vídeo se combinan tomas de video también ellas tres.
Por fortuna, ninguna de las edificaciones colindanes fue afectada por el incendio.
Así se veían los restos de la casa el día 2 de julio de 2022, casi un mes después del incendio.