Palacio palomar (Villamorón)
Fotos del 19 de abril de 2009.
Publicado en el libro Villamorón y el templo de Santiago Apóstol, más allá del silencio de María José Zaparaín Yáñez. 1ª edición, junio de 2013.
Texto de la sección dedicada a El Palacio El Palacio Dentro del conjunto del caserío dominaría, sin duda, el llamado "Palacio", hoy en día reconvertido en palomar, inmerso en una explotación de cereal. Situado a la izquierda del camino de entrada a nuestra localidad, apenas llama la atención, salvo que nos fijemos en su acceso. Las referencias documentales no son abundantes, pero el Catastro de Ensenada deja constancia de su existencia en el memorial de doña Manuela Rica, que se declara propietaria de una "...casa que llaman Palacio...", la cual tenía una superficie aproximada de unos 14 metros de ancho por casi siete de fondo y algo más de ocho metros de altura, distribuidos en dos pisos. Junto a ella había una huerta, corrales, tenadas y tierras, limitando con una casa, en su mayor parte arruinada, propiedad de Alejandro Martínez, beneficiado en la iglesia de Santa Eugenia de Villegas. Por lo menos hasta principios del Ochocientos estuvo habitado, como queda de manifiesto en el litigio por el disfrute del mayorazgo fundado por los Velasco en Villamorón, que enfrentó a Manuel Gil y a Ventura Martínez. En cualquier caso se trataba de una residencia nobiliaria, concebida como centro de referencia del poder ejercido por el señor en la población, la cual, con el tiempo, derivó en pieza prioritaria de un amplio conjunto dedicado a la explotación agraria. De la estructura original permanecen dos muros de unos dos metros de altura, aproximadamente, que forman el ángulo sureste, reforzado por un potente estribo. Su fábrica es de sillarejo, destacando la buena labra de la sillería de la esquina y el contrafuerte, así como las piezas de dos arcos apuntados. El meridional fue cegado, mientras que el de levante, al pie de un antiguo camino agrícola, constituye la única entrada. Estos muros se recrecieron y sobre el vano de ingreso pudo abrirse una ventana rectangular recercada con marco quebrado, cuyo tratamiento de la piedra y características remiten a una intervención clasicista, posiblemente del Seiscientos. Al interior se conserva una estructura cuadrangular con arcos apuntados doblados de buena factura que parecen corresponder at núcleo central de la residencia y cuya formulación constructiva y plástica remiten al siglo XlV. El orientado a poniente y, por lo tanto, situado a eje con el acceso, comunica con una segunda pieza que es una ampliación del ámbito primitivo y de la cual parte la escalera para el piso superior, donde resultan muy evidentes las transformaciones experimentadas durante los siglos XVll y XVlll. Hay que llamar la atención sobre los elementos incluidos en las enjutas de los arcos doblados que contienen dos escudos con un águila y los típicos veros o esmaltes que cubren el escudo en forma de campanillas alternadas propios, los últimos, de los Velasco, cuya presencia en Villamorón está documentada desde principios del siglo XV, a través de las compras de Juan y Pedro Fernández de Velasco. El trabajo de las armas no se corresponde, de ningún modo, con los rasgos definitorios del conjunto arquitectónico y no hay duda de que fueron incorporadas a posteriori. Puesto que la construcción del edificio señorial, tal y como ha llegado a nuestros días, remite a una obra de la decimocuarta centuria, momento en el que no consta la presencia de los Velasco en Villamorón y sí la de los Villegas, quizá la fábrica formase parte de la residencia de este linaje y que al desaparecer de nuestra localidad terminase pasando a los Velasco, quienes situarían su emblema heráldico, aunque no tenemos pruebas al respecto. |