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 Im memoriam - Alfredo Andrés González 

 

De tu familia, que en agosto de este 2013 celebraremos una misa en recuerdo tuyo.

La misa funeral en la iglesia de San Pedro de Sandoval de la Reina se ofició el 15 de agosto de 2013 concelebrada por el Padre Abel y Javi Fuente.

Ver imágenes y textos de la misa y familia.

 

La Hermana Margarita Robles escribe a Eva Andrés, hermana de Alfredo, detallándole los detalles de su fallecimiento, funeral de cuerpo presente y entierro.


Caracas, 1 de junio de 2013

Apreciada Hermana Eva, Paz y Bien en el Señor.

Le saluda la Hna. Margarita Robles TC. de Venezuela.

Cuando regresaba de San Felipe a Caracas después de haber vivido el funeral y despedida de nuestro muy querido Hermano Alfredo, escribía estas líneas pensando en su familia en España y, aunque seguramente ya conoce los detalles de aquel momento para todos sorpresivo e inesperado, quería hacérselo llegar, con un poco de retraso, pues no me ha sido posible hacerlo antes.

San Francisco poéticamente la llama "hermana muerte", pero cuando nos hacemos conscientes de su llegada, cuando nos arrebata a las personas que tanto queremos, continúa teniendo el mismo rostro de dolor, tristeza, vacío... cuando la persona que parte era alguien tan especial, sería más hermoso escribir sobre la vida, de como la invirtió y cómo hizo de las personas con las que la compartió, personas de bien, amigos y hermanos que hoy lamentábamos su partida. Un libro entero de alabanzas, bendiciones y agradecimientos al buen Dios, que lo dotó de dones tan extraordinarios, sería el resultado. En resumen, diría que llegar a San Felipe, al Colegio Fray Luis Amigó, era llegar a "Betania", la casa del amigo.

Como decía anteriormente, quería compartirle lo del día; en muchos momentos la tuve muy presente y el Padre Fernando en la homilía hizo mención de las comunicaciones que por vía telefónica había tenido con ustedes allá y que deseaban estar aquí despidiéndolo, sin embargo un inmenso mar nos separa físicamente.

Le describo "la imagen": Su féretro fue colocado en el inmenso patio central del Colegio Fray Luis en donde vivió sus últimos 40 años, rodeado de cientos de alumnos que le hacían guardia de honor, representantes, personal docente y obrero, sus Hermanas y Hermanos Terciarios Capuchinos, cooperadores amigonianos venidos de diferentes lugares del país, laicos amigonianos, sacerdotes diocesanos, amigos... llamaba la atención el centenar de coronas con las flores más hermosas que se pueda imaginar (este día, en todos los Colegios, los alumnos coronan a la Virgen). Hoy la Virgen se la cedió a su hijo muy amado y está celebrando con él esta fiesta en el cielo. En la mañana, las religiosas y religiosos rezamos laudes en la pequeña capilla en donde lo estaban velando y a mí me tocó rezar con el oficio que él usaba, entre lagrimas iba hojeando el gastado libro, dentro todas las estampas que tenía eran de alguna advocación mariana. ¡Qué hermoso día para partir a la casa del Padre!

Un río de lágrimas bañaba el rostro de todos los que estábamos ahí presentes y un silencio meditativo que nos recordaba que estábamos ante el cuerpo de un hombre que dejaba una huella imborrable en nuestras vidas. El P. Fernando presidió la Eucaristía y, con profundo dolor, narró los últimos momentos de la vida de Alfredo. El grupo de Hermanas que estábamos allí presentes animamos con los cantos la emotiva celebración, destacando que el canto final fue compuesto por Nuestra Hna. María del Valle López Q, quien, personalmente, lo interpretó allí. Al final uno de los sacerdotes diocesanos leyó de parte del Obispo el mensaje de condolencias y gratitud por la vida entregada.

El féretro fue trasladado desde el patio hasta la carroza fúnebre por todos los terciarios Capuchinos ahí presentes. Una caravana enorme acompañó la procesión hasta el cementerio. Ahí de nuevo el llanto ahogó las emotivas palabras de varias personas que dirigieron mensajes de despedida a Nuestro Hermano. Otro momento muy especial fue cuando un ex alumno en una representación poética narró la inesperada partida de su maestro de 4° y 5° de primaria en forma de una entrevista simbólica tenida con él la tarde anterior, cuando supo la noticia del fallecimiento. (Ojalá llegue a sus manos ese escrito tan hermoso, no nos fue posible encontrar al Señor después del funeral. Seguramente Fernando se lo facilite).

Después del responso final siguió un homenaje "musical" cantos propios de la región, la famosa canción "Venezuela", cantos de la Madre Patria y religiosos. Su ataúd fue cubierto de rosas rojas y blancas que le lanzamos todos los presentes y que de alguna manera queríamos quedarnos allí junto al hermano alegre, sencillo, fraterno. Finalmente una tierra distinta a la que lo vio nacer, pero que hizo suya y amó con toda el alma lo cubrió por completo.

«Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto»

Ese grano de trigo es Él. Esta Palabra da sentido a lo que fue su vida y su muerte. ¿Cómo hizo él para «dar mucho fruto»? Compartió gratuitamente todo lo que había recibido. Enamorado de este Dios que se hizo nuestro «prójimo», él se hizo igualmente «prójimo» de cuantos pasaron a su lado en la vida, se hizo «uno» con todos. Muchos comentaban su actitud al momento de compartir un dolor, a resolver un problema, lo hacía con un amor concreto hecho servicio.

Alfredo, al igual que Jesús, se ha dado todo. Primicias de su entrega aquí en Venezuela es su alegría y el testimonio que nos dejó. La cosecha será abundante y su recuerdo por siempre permanecerá.

Hna. Margarita Robles.

 

 

Semblanza de Alfredo Andrés González, relatada por su hermano, el Padre Abel.

julio de 2013


Tan venezolano como español.

Alfredo Andrés González nace en Sandoval de la Reina, Burgos (España) el 8 de marzo de 1933 y sus padres lo presentan a bautizar cuatro días después en la parroquia de "San Pedro", de la localidad natal.

Cumplidos los 13 años, ingresa (agosto de 1945) en el seminario San Antonio de Pamplona, Terciarios Capuchinos.

Ya en Godella (Valencia) ingresa en el Noviciado en octubre de 1949 y al año siguiente hace su primera profesión.

A los pocos días de su profesión era destinado a la "Colonia San Vicente" de Godella, donde se inicia en el ejercicio de la misión específica de la Congregación (la reeducación de menores con problemas de conducta).

Después de tres años en "San Vicente" es elegido, junto con siete compañeros, para la nueva fundación que ofrecen a la Congregación en Venezuela. Es un centro de reeducación de menores en la isla Tacarigua, situada en el lago Valencia, estado de Carabobo.

Unos años más tarde pasa a ejercer la misma tarea de Educador Amigoniano en el "Instituto Cecilia Múgica", en San Felipe, capital del estado de Yaracuy (Venezuela). Años que aprovecha para graduarse en Contabilidad primero y para hacer el Magisterio venezolano a continuación. Magisterio que ejerce luego durante seis años en el "Colegio Luis Amigó" de Caracas.

Acto seguido pasa a la puesta en marcha, inauguración y ejercicio de Maestro en el nuevo "Colegio Fray Luis Amigó", en San Felipe. En este centro educativo ejerce de profesor durante varios años con notables resultados.

A partir de 1983 pasa a desempeñar el cargo de Administrador General del Centro y Coordinador de Enseñanza Primaria, cargos que ejerce ininterrumpidamente hasta su muerte el pasado 30 de mayo de 2013, durante 30 años.

Según el certificado de defunción la causa directa de su muerte fue paro cardiorrespiratorio postoperatorio inmediato del pulmón derecho.

Sus restos fueron sepultados en el Cementerio Metropolitano de San Felipe.

Hubo muchas manifestaciones de duelo antes, durante y después del funeral: autoridades civiles, centros de enseñanza, Obispo de San Felipe, alumnos y ex alumnos, familias que, con sus esquelas, notas y artículos de prensa hacen patente su dolor y su recuerdo de Alfredo. En ellas manifiesta el gran educador, gran religioso, amigo y hermano que era Alfredo en San Felipe.

"A Dios agradecemos su presencia entre nosotros y las páginas de amor que escribió en cada una de nuestras vidas, con detalles de amor personalizados ¡Fortaleza a toda la familia consanguínea!", escribía un ex alumno en su esquela en "Yaracuy al Día", periódico de San Felipe.

Otro ex alumno escribía una columna en el mismo periódico y en el mismo día, 31/V/13: "Ha muerto alguien tan bueno, tan alegre, tan jovial, tan atento, siempre con buen consejo, siempre con la disposición de ayuda al prójimo, tan lleno de Dios y tan ejemplar como el Padre Alfredo. El regalo de la vida es ajeno a veces, sí. Dios nos regaló al Padre Alfredo. Nos permitió conocerlo, reírnos de sus cosas, verlo organizar actos, regañar a medio colegio, ver como los niños salían a abrazarle en los recesos y contarle cosas. Nos permitió verle pasear incansable por los pasillos del que fue más que su propio hogar. Dios nos permitió aprender de él. Elevo mis plegarias por mi querido Padre Alfredo, quien, siempre tan inquieto, ya debe estar encargado de alguna cosa en el cielo"

Otra esquela en el "Yaracuy al Día", 31/V/13, de sus compañeros en el Colegio "Fray Luis Amigó", decía: "Quien en vida fue gran administrador, docente, amigo, guía, protector, vida y luz de todo el personal del Centro, al que hoy despedimos con inmenso dolor, pero a su vez con mucho afecto y cariño, por ser quien fue para cada uno de nosotros. Extrañaremos sus recibimientos todas las mañanas con es cálido abrazo y una sonrisa que nunca faltó. Que el Señor lo tenga en su santa gloria, cuídanos y continúa guiándonos desde la eternidad".

Algo fundamental para Alfredo era el viaje a España cada equis años. La primera vez fue después de ocho años en Venezuela, en 1961. Luego en periodos más cortos y últimamente viajaba cada dos años. Viajes que preparaba y vivía con anticipación, seguro, y visitas a la familia con la que disfrutaba de los lindo durante los dos meses que duraba su estancia entre nosotros.

¡Cómo gozaba de los acontecimientos familiares!, si bien tomó parte en muy pocos, ya que no estuvo con nosotros, por ejemplo, en el fallecimiento de nuestros padres (1977 y 1984), ni en el de Seve (1976), ni en el de Salo (1966), ni en el de Ernesto (1994), ni en el de Ismael (2007).

Solamente coincidió en alguna boda de algún sobrino, en algún bautizo, en mi 50 años de sacerdote (2006) y en sus 55 años en Venezuela (2008).

Era de admirar cómo lo vivía, cómo lo ponderaba, cómo le llenaban esos eventos en comunión familiar. Y al finalizar los dos meses de descanso y encuentro con familiares y amigos, con la misma alegría y naturalidad con las que había venido, se disponía a regresar a su Venezuela, de la que ni en este periodo de tiempo se había olvidado, ni mucho menos; "aunque soy un emigrante, jamás en la vida yo podré olvidarte", que le servía para sus dos nacionalidades.

Algo extraordinario para Alfredo era el deseo y la ilusión de que alguien en la familia viajara a Venezuela a visitarle. Al cabo de 26 años pudo experimentar por primera vez ese deseo. Allá que me fui yo a descubrir América. Posteriormente viajé otra vez a Venezuela y luego otras dos veces (cuatro en total), éstas en compañía de Eva, con lo que la alegría de Alfredo se duplicaba ¡Qué bellos encuentros con él en Maiquetía, en las llegadas y en las despedidas al regreso!

Es que no sabía qué hacer con nosotros ¡¡Fenomenal!! Nos llevaba a los lugares más significativos del país: Caracas, Maracaibo, Coro, Mérida, entre otros.

Yacimientos petrolíferos, minas de hierro a flor de tierra (en Cerro Bolívar), ríos enormes (punto en el que se juntan el Orinoco y el Caroní), delta del Orinoco, etc.

Nos llevaba a visitar las casas de las Hermanas (Terciarias Capuchinas), a sus amistades, todas encantadoras, a playas caribeñas y a picos muy altos de los Andes (Pico Bolívar en Mérida, 5000 m de altura, al que se accede por el teleférico de Mérida, de 12 km de longitud).

¡Cómo aprovechaba las ocasiones!

Va llegando el final de la crónica que ha querido reflejar brevemente quién era Alfredo, hombre justo y honrado que medía sus derechos con la regla de sus deberes.

Godella - EPLA - julio de 2013. Fdº.: Padre Abel

 

 

 

A ALFREDO ANDRÉS

 EN ESTOS DÍAS ACIAGOS
EN QUE LAS MENTES SE ATROFIAN,
LAS NOTICIAS QUE NOS LLEGAN
A NUESTRAS ALMAS DESTROZAN.

NOS DIJERON QUE TE FUISTE...,
PERO NO ENTIENDO EL PORQUÉ,
QUE TU TRABAJO DEJASTE,
¡NO ME LO PUEDO CREER!

¡CÓNCHOLES! HERMANO ALFREDO,
NO ESTOY TRISTE, YA LO VES.
TUS MANOS ESTABAN LLENAS
POR LA ENTREGA A TU DEBER.

 NIÑOS, JÓVENES, MAYORES
QUE ESTABAN DESPROTEGIDOS,
SIEMPRE HAN SIDO TU DESVELO
Y HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO
LOS HAS TENIDO CONTIGO.

 PERO NO..., TÚ NO TE HAS IDO.
AÚN ESTÁS ENTRE NOSOTROS;
TU VIDA TRANSITANDO ESTÁ
POR LOS ALCORES, DE CORAZONES SENCILLOS.

TUYA ES LA LIBERTAD MÁS ABSOLUTA.
MUERTE..., ¡NO!  VIDA,
TU SIEMPRE VIVIRÁS EN LAS MENTES
DE LOS QUE TE HEMOS CONOCIDO.

 ¡VIDA! EL TE DIO LA VIDA.
Y ENTERA TÚ LA ENTREGASTE
SIN DEJAR UN RESQUICIO DE TU ALEGRÍA,
QUE  A TANTA GENTE HAS DADO ¡BIEN REPARTIDA!

Francisco Labrador
Barcelona, julio de 2013

 


Misa por Alfredo en Sandoval de la Reina.
15 de agosto de 2013

Concelebrada por el Padre Abel y Javi Fuente.

Alfredo acompañó un par de años al Coro Cantores de Sandoval.

 

 

 

Sermón del Padre Abel, en la misa por por su hermano Alfredo Andrés González.

15 de agosto de 2013


Habéis oído esta frase: "París bien vale una Misa", es decir, vale la pena hacer un esfuerzo para conseguir un objetivo. Nosotros diríamos aquí y ahora: Sandoval de la Reina bien vale una misa por nuestro querido Alfredo, que se nos fue hace dos meses y medio, y hoy le ofrecemos esta Misa. Se fue y nos dejó, a la familia, un vacío difícil de llenar. De repente nos volvemos a encontrar ante el misterio de la vida. La vida que a veces se pone hosca: enfermedad, desgracia, muerte. Y nos desconciertan estos palos tan fuertes -Emilio cuando Ismael-, hasta el punto de rebelarnos internamente, ¿por qué ésta ...? Si yo siempre he sido cumplidor de tu voluntad, Señor. Y se nos nubla la fe, se nos apaga el amor, casi como que perdemos la huella de Dios. Pero, por suerte, esa situación dura poco. En algunos casos sí se prolonga tozuda, ¿verdad Marieva?. Por suerte nos agarramos a nuestra fe, esperanza, es la riqueza que nos queda. Volvemos a pensar que aquí en la Tierra somos peregrinos, no residentes. Un punto de salida y una meta. Que la verdadera vida es la patria del cielo. Aquí tenemos todos fecha de caducidad. La muerte no es el final del camino, la vida es un bien perecedero, como la de las flores, alimento, animales, ... Sí, son momentos difíciles, pero intentemos conocer los designios de Dios en esos momentos, no construyamos nuestra fe sobre un sentimiento. De Alfredo disfrutamos cuando lo teníamos, no mucho, "pero sí una lágrima ahora que lo hemos perdido" - un amigo -; aunque es muy humano llorar al amigo. Nos queda el buen recuerdo de él, es un intercesor ante al Padre. Cuando llegan, cada año, los aniversarios de los nuestros, yo me comunico con alguno de la familia y lo recordamos juntos.

¿A quién recordamos hoy?, le pregunto a Rosamari. Y ella me dice: "hoy sólo no, todos los días". Muy bien, recordarles, porque mientras nos acordamos de ellos, están vivos, el día que les olvides están muertos para tí. La mejor vida no es la más larga, sino la más rica en buenas acciones. La de Alfredo estuvo llena de buenas acciones. Son muchas cosas las que hacía y las hacía bien. Recordar los días que nos quedan en este mundo son limitados, pero tras la muerte aquí hay más vida, una vida plena y eterna.

Agradecimiento

Me gustaría ahora agradeceros vuestra presencia, recuerdo, oración, en momentos difíciles como éste, gratitud mía y de toda mi familia. Momentos difíciles, os decía, cuando los fallecimientos, demasiado pronto y demasiado trágicos de Salo, Seve, Ernesto, Ismael, Alfredo. Siempre os acordasteis, nos acompañasteis, rezasteis con nosotros. Gracias por vuestra solidaridad. He aprendido que la solidaridad humana, en este caso la vuestra, posee un inmenso poder restaurador. Así somos más resistentes ante la adversidad.

Y he aprendido que nuestra tarea diaria consiste en ayudarnos unos a otros, porque, a fin de cuentas, el mejor negocio que existe es el bien común, en bien de todos.

Asunción de la Virgen María

Desde aquel momento en que el ángel le anuncia ... María se pone en camino de obediencia a Dios y de alegre ejecución de sus planes. El final de este trayecto está en la montaña donde culmina su misión de desde la que, transfigurada por la gloria del Padre, es llevad al cielo. Bien, pues entre la Anunciación y la Asunción hay un recorrido largo, intenso de fidelidad, humildad, entereza, fe, fortaleza, confianza en Dios, disponibilidad para Dios y para el prójimo (visita a su prima Isabel). Por todas esas grandes virtudes te felicitamos, María.

Ev. El Dios todopoderoso hace cosas grandes en los humildes y al final los exalta a la gloria de la santidad. Llama la atención ese gesto de María, ese estilo de entender y vivir la vida, ese hecho de acudir a visitar a su prima Isabel y nos dice cómo está abierta a las necesidades del prójimo. Ella también estaba peleando con su embarazo, pero se da cuenta de que Isabel la necesita y no lo duda. Muy bonito ese gesto de María. Es un buen punto de reflexión hoy para nosotros. Es que, a veces, nos cuesta ser sensibles a las necesidades de los demás, nos cuesta ver que alguien nos puede necesitar, nos cuesta pensar en los demás antes que en nosotros mismos. Por ejemplo, ante los enfermos, impedidos, mayores, embarazadas, ...

Mientras, vamos viviendo el día a día, cuidándonos a nosotros mismos. Eso sí, pero dispuestos a acudir a quien lo necesita, a los que están a nuestro lado primero y luego a los que nos pillan un poco más lejos. Ojalá nos feliciten muchos, como a María, porque, con la ayuda de Dios, hemos hecho muchas cosas buenas. Que todos nos feliciten por nuestra responsabilidad, honradez, sinceridad, capacidad de servicio y sufrimiento, humildad, fe y esperanza en Dios.

Último recuerdo a Alfredo

Os decía lo de recordar brevemente hoy, juntos casi todos los de la familia y vosotros, a Alfredo mi hermano, fallecido el 29 de mayo, allá, casi en el fin del mundo. Venezuela en la que vivió 60 años de su vida. Claro, son momentos de dolor, aunque el tiempo, ya 2 meses y medio, se va superando; son momentos en los que parece que se nos nubla la fe y se nos apaga el amor, y perdemos la huella de Dios. Pero luego pensamos, rápidamente, que somos peregrinos, que hay un punto de salida y una meta, que la verdadera vida es la del cielo y no ésta de la tierra, que la muerte no es el final del camino, que esta vida es un bien perecedero ... flores, alimento, animales, ...

Son así los designios de Dios, pensamos. Nos queda un montón de buenos recuerdos de Alfredo, rezar por él y, mejor aún, encomendarnos a su intercesión ante el Padre. Recordarles, porque mientras los recordamos están vivos.

La vida de Alfredo está llena de buenas acciones [ver en esta misma página web]. Son muchas cosas las que hacía y las hacía bien. Os invito a recordar que nuestros días en este mundo son limitados, pero que, tras la muerte aquí, hay más vida, una vida plena y eterna.


La misa también se dijo por Ignacio, Florencia y Cándido.

 


En 2016, Luis Fernando Vargas Montero publicó este mensaje espiritual a Fray Alfredo Andrés: