Arqueología en Villadiego (1979)
Diario de Burgos VILLADIEGO A TRAVÉS DE SUS RESTOS ARQUEOLÓGICOSAl pretender acercarnos someramente a la vida desarrollada por el hombre en la zona de Villadiego, desde sus primeros vestigios hasta la presencia romana, nos encontramos con unas características dadas por la situación geográfica que esta tiene. Situado en una zona límite entre dos tipos de relieve, La Meseta al sur y la Cordillera Cantábrica al norte. Al sur el relieve es ondulado con pequeñas lomas entre las vegas de los ríos, que se ensanchan. Al norte predominan los páramos, valles encajados y peñas altas y recortadas. Esta situación tan singular ha marcado la evolución histórica de los distintos pueblos y culturas de la zona. Es impreciso saber desde qué época existen asentamientos humanos en la zona. Las señales más claras se remontan a los finales de la Edad de Bronce. De esta época data el conjunto dolménico aparecido en Rebolledo Traspeña y Valtierra. Estos enterramientos enlazan con la cultura dolménica de la provincia y con el resto de la península. De esta misma época son muestras una espada de Amaya y cerámica en una cueva de Coculina. Es a partir de la Primera Edad del Hierro cuando nos encontramos con numerosos datos y restos. El asentamiento típico de esta época son los castros, denominación que aun perdura en la toponimia de la zona. Así Castrorruyo y Valdecastro. Existe una clara diferenciación entre los asentamientos del norte de Villadiego y los situados al sur. Mientras que en el norte los castros están situados en lugares escarpados y muy fácilmente defendibles, dominando pequeños valles y estando en comunicación unos con otros. Estos tienen un marcado carácter defensivo, como el de Humada que, además de ser defensas naturales, está cerrado por una muralla de unos doscientos metros. de estas mismas características nos encontramos con una serie de castros alineados a lo largo de las primeras estribaciones de la Cordillera Cantábrica: Castros de la Cruz, Amaya, Humada, Ordejón e Icedo. Fuera del recinto amurallado de estos castros, son de destacar, por los datos que nos puedan proporcionar para el conocimiento de esta cultura, los enterramientos en túmulos, principalmente los castros de Icedo y Humada. Los asentamientos del sur y centro están situados en las vegas de los ríos y muy próximos a ellos. A este tipo de asentamiento corresponden los castros de Villamorón, Sandoval de la Reina (Castro Ruyo) y el localizado en la margen derecha del río Brullés, en el término denominado el «Palsaje». En estos lugares se encuentra cerámica tosca y hecha a mano, al lado de utensilios de sílex, principalmente cuchillos. Ya en la Segunda Edad del Hierro se mantienen los mismos asentamientos observados en la etapa anterior. Los restos de cerámica siguen confirmando la dualidad de cultura existente entre el norte y el sur. Mientras al sur aparece la cerámica pintada de Castrojeriz y Sasamón dentro de la cultura de la meseta, al norte la cerámica se mantiene en unas características acordes con la cultura de los castros santanderinos. Conocemos mejor las circunstancias que hicieron posible la presencia romana en nuestra tierra. Esta presencia fue motivada precisamente por esa diferencia de pueblos y culturas, que marca la situación de Villadiego. Los pueblos del sur, vacceos, turmódigos y autrigones aliados de Roma [que], ante la amenaza de los pueblos del norte, solicitan su ayuda. Con este motivo los romanos llegan a Sasamón asentando allí uno de sus campamentos. La presencia de las legiones romanas y el acontecimiento bélico de las Guerras Cántabras permitieron una cierta romanización, aunque no profunda y más bien tardía. El asentamiento típico de la presencia romana en el sur y centro de Villadiego son las villas. Estas son bastante frecuentes en la zona, siendo de destacar las villas de Villahizán y Barruelo, tanto por la manifestación de ciertos signos de riqueza como son las termas y mosaicos, así como el hecho de que sean núcleos de población más densos que el resto de los conocidos. La villa [romana] de Sandoval, situada en la calzada romana que unía Sasamón y Amaya, es la más importante. De Barruelo conocemos el mosaico correspondiente a una habitación con hipocausto. Presenta un dibujo geométrico y en forma de escamas en una de las partes de la habitación, separada del resto por una cenefa de tallos ondulados con flores dobles. Este mosaico puede fecharse en el siglo IV. Varias villas se localizan en los alrededores de Villadiego. Por lo general son de poca extensión y no muestran la riqueza de las anteriores. Por la abundancia de cerámica romana, a veces de marcada tradición indígena como la de Fuentebuena y la Serna. Entre los distintos materiales recogidos aparecen pesas de telar, molinos de mano y hoces, lo que nos indica una economía agrícola y ganadera. Al norte de Villadiego en los antiguos castros, la romanización es posterior y menos intensa. La aparición de restos romanos en estos asentamientos parece indicar un carácter más bien defensivo. Todo lo que sabemos de estos yacimientos arqueológicos es por el estudio de los materiales de superficie, ya que hasta el momento no se ha realizado ninguna excavación sistemática que permita sacar conclusiones claras. Heliodoro y Antonio Salazar de Celis. |