Memoria escenificada de Sandoval de la Reina (Continuación) (Comedias)
Por D. Andrés Hernández Macías
A C T O P R I M E R O ---- Cuadro Segundo ---- Al levantarse el telón, aparece la misma habitación que en el cuadro anterior. En escena Dª Beatriz y Dª Inés, damas de la reina.-
Escena 1ª Beatriz e Inés, damas de la Reina
Inés.-
Os digo la verdad, doña Beatriz, mas no comprendo cómo nuestro rey
Alfonso, que gloria haya, obligó a casar a su hija con el Rey de
Aragón.- Beatriz.- No me lo recordéis. Aun me parece que la estoy viendo cuando el señor de Sandoval, recién liberada del castillo de Castelar donde su esposo la tenía prisionera, la depositó en mis brazos completamente demacrada, el pelo alborotado, los ojos desencajados, las ropas hechas jirones. Tanto es así que, para que pudiese cubrir sus carnes, que se la veían por doquier, el conde tuvo que cubrirla con su capa. Y qué grande, qué maravillosa la hazaña del conde. Cuando se entera de que la reina está prisionera, reúne secretamente sus tropas, aprovecha las sombras de la noche para, a marchas forzadas, a toda prisa, plantarse ante los muros de la fortaleza de Castelar. Da la orden de ataque y él el primero salta los fosos, trepa a las almenas, destruyendo y matando a cuantos se quieren oponer a su paso. No hay quien pueda doblegar su fuerte brazo; su espada penetra una y otra vez en los cuerpos de sus enemigos, sin que haya nada que pueda resistir su indomable valor y su arrojo temerario; y haciendo alfombras con los cadáveres de sus enemigos, baja a las mazmorras y allí, en oscura prisión que rezuma agua por todas partes, sin luz ni sol, tirada sobre malolientes pajas, está la reina de Castilla. Se queda extasiado viendo su reina; la contempla con amor; la besa con dulzura; la cubre con ternura; la coge en sus brazos con mimo; la sube a la grupa de su caballo y la trae aquí, a su palacio de Burgos.-
Inés.-
¡Qué grande es el señor de Sandoval!.-
Escena 2ª
Ambas.-
¡Señora!
Escena 3ª
Nuño.-
(Desde dentro:)
¡Victoria! ¡Victoria!
(Entra Nuño corriendo y se pone a los pies de la reina:)
¡Señora, mi corazón rebosa alegría y mi lengua no encuentra palabras
suficientes con que expresaros la gloria de este día, al comunicaros
el triunfo de Castilla sobre Aragón.-
Hernán.-
(Entra corriendo y se postra a los pies de la reina:) ¡Señora, vuestro súbdito más fiel
hubiera preferido morir en el combate
antes de ser portador de tal infausta noticia.-
T E L Ó N
Fin del [1] <ahy no es nada>, por <ahí no es nada> o <ahí es nada>. Aunque el autor, maestro del pueblo que quería ejercer su función también con este texto y su representación, pudo escribir la forma <ahí>, culta y normativa, parece conveniente preservar la forma llana que presenta la transmisión textual, como muestra del habla popular de Castilla. Un poco después el mismo personaje de Beatriz dirá <ahí>. [2] En la copia V, se lee la siguiente nota, escrita con idénticos tipos mecanográficos, pero en la primera cuartilla (quizá única) y no en las calcadas, como se presenta el resto del texto: «Hay historiadores que aseveran que, a más del matrimonio espiritual entre Doña Urraca y Don Gómez de Sandoval, cabe la posibilidad de que existiera, en secreto, uno canónico». Es muy posible que la nota no se deba al autor, pues no aparece en copias de otras “familias”, sino a un lector preocupado por la moral o por la inmoralidad de la conducta de la reina Dª. Urraca.
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