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A C T O S E G U N D O
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---- Cuadro Segundo ----
La misma decoración que en el cuadro anterior.-
Escena 1ª
Alcalde, Secretario
y Concejales
Alcalde.-
Les he reunido a Vds. porque hace unas horas de recibido una misiva
de nuestro querido Sr. Cura, diciéndonos que viene, después de haber
conseguido incluir tercias en el contrato y que para lo sucesivo
volverá a valer el privilegio.-
Secretario.- ¿Lo ha conseguido?.-
Concejal 1º.- ¡Bendito sea Dios!.-
Concejal 2º.- Ya le habrá costado conseguirlo.-
Concejal 3º.- Desde luego, no cabe duda que el que
estudia sabe.-
Concejal 1º.- ¿Cómo se lo habrá arreglado?; porque a
nosotros nos parecía imposible.
Alcalde.- Parte de su labor ya la conocemos. En primer lugar,
había que librar al pueblo del peligro de embargo. Por ello, lo
primero que hizo fue estudiar con detenimiento el contrato, y vio
que, efectivamente, no mencionaba las tercias, según decía la orden
del Recaudador, señor Sánchez de Valencia.-
Concejal 1º.- ¡Y que suponía un pico!.-
Secretario.- ¡Hombre que si suponía! Lo podemos ver
matemáticamente. Según las declaraciones que tengo por aquí, a base
de las cuales tengo hechas las cuentas
(lo busca y saca un papel donde constan las declaraciones.)
Verán: las existencias en este pueblo durante el último año son: a)
En granos: trigo, 510.000 kg; cebada, 150.000 kg; avena, 180.000;
centeno, 90.000; otros cereales, 240.000. b) En animales: vacuno,
258; caballar, 60; lanar, 927; cerdos, 69; gallinas, 186; conejos,
96. La tercera parte de éstos se abastecía son trigo, 170.000;
cebada, 50.000; avena, 60.000; centeno, 30.000; otros cereales,
80.000;
vacunos, 86; caballar, 20; lanar, 309; cerdos, 27; gallinas, 62;
conejos, 32.-
Concejal 2º.- ¿Pero nos reclamaba lo de veinte años?
¿No?.-
Secretario.- Así es. Lo cual quiere decir que estas
cantidades las tenemos que multiplicar por veinte y nos da la
cantidad que teníamos que pagar: trigo, 2.400.000; cebada,
1.000.000; avena, 1.200.000; centeno, 600.000; otros cereales,
1.600.000. En ganados: vacuno, 1.720 cabezas; caballar, 400; lanar
6.180; cerdos, 540; gallinas, 1.240; conejos, 640. Todo
ello, reducido a dinero, nos da un total de 47.337.200 pesetas.
Añadiendo a las cuales las 45.000 que adeudamos al Estado por
anulación del contrato del Sr. Melgosa, más el 8% de
intereses, nos da los 51.172.776, que nos reclamaban.-
Concejal 3º.- Desde luego los números no mienten.-
Concejal
1º.- Así que era imposible que pagásemos y nos suponía la
ruina.-
Alcalde.- Pero también vio que, según lo escrito, entre lo
comprado por Sandoval y enajenado por la Real Hacienda, se incluía
el servicio ordinario y extraordinario, no sólo de Sandoval, sino de
Sandoval y su cuadrilla y, por lo tanto, Sandoval tenía derecho a lo
que por este concepto cobraba a la cuadrilla, es decir a los lugares
de Villavedón, Congosto, Rioparaíso y
Palazuelos.-
Concejal 3º.- Y, claro, lo uno por otro.-
Alcalde.- Sí, pero antes quiso cerciorarse y ver si otras
personas entendidas en la materia estaban de acuerdo con su forma de
pensar. Para ello, consultó con los señores abogados de Burgos y
Madrid, don Carlos y don Sebastián.-
Concejal 1º.- ¿Le contestarían favorablemente?.-
Alcalde.- En parte sí; pero no por completo.-
Concejal 1º.- ¿Cómo es posible eso?.-
Alcalde.- Es que, señores, la cosa tenía más intríngulis de
lo que parece.-
Concejal 2º.- ¡Ah, vamos! Entonces va a ser cierto ese
runrún que he oído.-
Alcalde.- ¿Qué runrún es ése?
Concejal 2º.- No sé; algo así como que estamos
haciendo el primo.
Alcalde.- ¡Cómo haciendo el primo! Explícate.-
Concejal 2º.- Es que no sé. Algo así como que
pagásemos algo que es nuestro. Yo no sé si se trata de las tercias,
o si es que pagamos los servicios extraordinarios y ordinarios, y
que tenemos derecho a cobrarlos y no lo hacemos y ,por tanto,
hacemos el primo.-
Alcalde.- Sí; algo hay, y tienes un punto de razón.-
Concejal
1º.-¿Pero es posible que estuviéramos haciendo el tonto?.-
Concejal 2º.- Si cuando yo decía... .-
Concejal 3º.- Explíquese por favor, Sr. Alcalde.-
Alcalde.- Gustoso lo haré, pues ahora ya puedo decirlo.
Antes, aunque ya me lo había comunicado D. Ángel y siguiendo su
consejo, no he querido decirles nada, por miedo a que hubiese un
levantamiento en el pueblo.-
Concejal 2º.- ¡Ah, vamos! La cosa tenía más
importancia de lo que parecía.-
Concejal 1º.- Pues lo siento no lo haya hecho; pues,
con toda la mala sangre que he quemado estos años, me hubiera venido
muy bien haber podido soltar cuatro tortas.-
Alcalde.- Y que más de uno te hubiéramos acompañado con
gusto.-
Concejal 2º.- Bueno, bueno; veamos qué es ello.-
Alcalde.- Sí; veámoslo y vayamos por partes. Todos sabemos
que, desde los tiempos de nuestro glorioso antepasado, D. Gómez de
Sandoval, conde de Candespina, para acá, todos los señores de
Sandoval han sido agraciados con diferentes favores y privilegios.
La última vez que fue confirmado el privilegio a los señores de
Sandoval, fue en tiempo de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.
Por él se concedía al señor de Sandoval el verse libre de que su
señoría pagase los impuestos correspondientes a alcabalas, servicio
ordinario y extraordinario y tercias.-
Secretario.- Bueno, pero, entonces, si el pueblo de Sandoval
tenía ese privilegio, ¿por qué compró el derecho de exención, si ya
estaba exento?.-
Alcalde.- Pues ahí está el quid. Por eso precisamente es
verdad que el pueblo de Sandoval hizo el primo.-
Concejal 2º.- Luego el señor Recaudador no tenía
derecho ninguno a reclamaciones.-
Concejal 3º.- Es un usurero, un ladrón.-
Concejal 1º.- Como me lo eche un día a la cara, se va
a acordar de mí. Con las ganas que le tengo.-
Alcalde.- Calma, señores, que el Sr. Recaudador también tenía
razón.-
Concejal 1º.- Pues yo no me lo explico; o soy tonto de
remate, o no me lo explico... .-
Alcalde.- Sí, hombre, sí; deja que terminemos y verás las
cosas con claridad.-
Concejal 1º.- Bueno, bueno, veamos.-
Alcalde.- Ya hemos dicho que la última vez que fue concedido
el privilegio, [lo] fue por los Reyes Católicos. Pues bien, el
pueblo de Sandoval, como el Estado no le reclamaba cantidad alguna,
vivió completamente tranquilo, diríamos mejor, dormido, hasta que
pasados algo más de 200 años hay un señor en Burgos, D. Andrés
Melgosa, a quien el Estado tenía que pagar anualmente una cantidad
algo respetable de dinero, y, como fácilmente no la recibiría, llega
a un acuerdo con el Estado por medio del cual él cobraría, con
derecho de fiscalización, los derechos que Sandoval había de pagar
en concepto de tributo por alcabalas, derechos ordinarios y
extraordinarios y tercias. El Estado con ello se ahorraba ese
dinero.-
Secretario.- Sí; pero nosotros teníamos un derecho anterior,
que nos eximía de ello.-
Alcalde.-
Pero ya hemos dicho que habían pasado 200 años, y como al pueblo no
se le pedía nada, éste se durmió y en lugar de refrendar ese
privilegio en los reinados de los reyes Felipe IV y Carlos II,
resulta que no lo hicieron, por lo cual ese privilegio dejó de ser
legal, para convertirse en papel muerto.-
Secretario.- ¿Y como no lo hicieron entonces al día?.-
Alcalde.- Eso mismo me he preguntado yo, y es de creer que,
entonces como ahora, no encontraran el original del privilegio. Ya
hemos visto lo que nos ha costado ahora, y que fue pura casualidad
el encontrarlo.-
Secretario.- Claro, y en las prisas y como mal menor,
queriéndose adelantar el Sr. Melgosa, optaron por comprar lo que era
suyo.-
Alcalde.- Eso es.-
Concejal 3º.- ¿Y cómo no buscaron después ese
privilegio?.-
Alcalde.- No sé. Por otra parte, hemos visto que la cosa no
era tan fácil. En las cosas comunales, si no podemos pagar con
dinero, nos damos por conformes, protestamos un poco y, poco a poco,
con el tiempo, lo tomamos como una cosa lógica y natural y lo damos
por bien hecho, sin preocuparnos más.-
Concejal 2º.- Pero, estando las cosas así, ¿qué es lo
que pedía ese usurero y chupatintas del Recaudador?.-
Secretario.- Ahí cometieron otro disparate mayúsculo, al
firmar sin mala fe hace veinte años un contrato, en el que no se
hacía constar la palabra tercias.-
Concejal 1º.- Claro, y de eso se aprovechó ese tío para
querernos llevar a la ruina. ¡Como lo coja!...... .-
Alcalde.- Y estas cosas mal hechas dieron origen a la
disparidad de criterios entre los dos abogados. Pues, mientras el de
Burgos en todo de acuerdo con D. Ángel,
vio que la intención de Sandoval era concertar también tercias y la
intención de la Real Hacienda no había sido enajenar los derechos
del servicio ordinario y extraordinario de la cuadrilla, había que
pensar conforme a la sentencia de no sé qué Doctor, creo que Santo
Tomás, que el contrato no lo hace la materialidad de la letra, sino
la intención de los contratantes y, por tanto, Sandoval estaba en
posesión de las tercias, y la Real Hacienda en posesión de los
derechos del servicio ordinario y extraordinario de la cuadrill.
Pero el otro Abogado, el de Madrid, decía que, conforme con que
Sandoval no pagase tercias atrasadas y la Real Hacienda no diese a
Sandoval lo ya cobrado por servicio ordinario y extraordinario de la
cuadrilla, pero que en adelante así se había de hacer: Sandoval, dar
a la Real Hacienda la tercera parte de los frutos recogidos y
animales recriados, y la Real Hacienda dar a Sandoval el importe de
los derechos del servicio ordinario y extraordinario de los lugares
de Villavedón, Congosto, Rioparaíso y Palazuelos.-
Concejal 1º.- ¡Menudo lío!.-
Alcalde.-
Afortunadamente para nosotros, el Estado ha dado toda la razón a Don
Ángel.-
Concejal 1º.- Y después ¿qué hizo?.-
Alcalde.- Después... no sólo moverse mucho, sino hasta vencer
escrúpulos de conciencia.-
Concejal 1º.- ¿Por qué escrúpulos de conciencia?.-
Alcalde.- Es que Don Ángel, hombre recto e intachable,
pensaba así: 1º. ¿Es lícito solicitar del rey el privilegio, cuando
a él no se tiene derecho por no estar refrendado por los reyes
Felipe IV y Carlos II, o se puede pedir ocultando este detalle,
única manera de conseguirlo? 2º. Los privilegios se daban a los
señores y no a los lugares. En conciencia, ¿se puede pedir este
privilegio para el pueblo? Hay que advertir que a
Villaveta ya se lo
habían concedido al pueblo.-
Concejal 3º.- ¿Y qué hizo?.-
Alcalde.- Preguntó esto mismo al Inquisidor General.-
Concejal 2º.- ¿Y qué contestó?.-
Alcalde.- A la primera pregunta le contestaron que si les
concedían el privilegio, lo tomasen; y a la segunda, que no había de
hacerse caso de sentencias injustas e hiciese lo posible para
conseguir el privilegio para Sandoval.-
Concejal 3º.- ¿Entonces ya lo solicitaría sin ningún
remordimiento?.-
Alcalde.- Pues con certeza no sé lo que hizo; sólo sé que
marchó a Madrid y que hoy he recibido un mensaje suyo, en el que me
dice que llegará a estas horas y que ha conseguido nuevamente el
privilegio para Sandoval.
(Fuera comienza a oírse un murmullo, que cada vez se va haciendo más
fuerte; algunos gritos y "viva"; todo cada vez más fuerte y más
inteligible.)
Parece ser que ya viene.-
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