Memoria escenificada de Sandoval de la Reina     (Conclusión)      (Comedias)

Por D. Andrés Hernández Macías


 

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Fin del
A C T O   T E R C E R O
y de la obra ----

Escena 4ª

Dichos y el Correo


Correo.-
(Entra, se dirige al General, se cuadra y le da la orden que trae.) A la orden, mi General. orden del rey para que se cumpla inmediatamente.-

General.-
(Después de haber leído la orden.) Como logre ensartar a ese cura oscurantista, se va a acordar de mí. ¡Qué se habrá creído ese frailón! ¡Como le eche la mano!.-

Ayudante.- ¿Qué pasa, mi General?.-

General.- El rey nos manda que vayamos tras de un cura que llaman Merino y que, al parecer, está al frente de una partida de paisanos y hostiga diariamente a las tropas que van de Burgos a Madrid. Últimamente ha deshecho una columna que iba en socorro de las tropas de Andalucía.-

Ayudante.- Ese cura debe ser el mismísimo demonio.-

General.- Pues pronto le enviaré a las calderas de Pedro Botero. (Dirigiéndose al correo.) Decid al rey que sus órdenes serán cumplidas. (Al ayudante.) Disponed las cosas para que las fuerzas emprendan rumbo al nuevo destino. (Al Sargento.) ¡Sargento, ya que no podamos más, que la patrulla del cabo Mercier fusile a este hombre, y que con su vida pague la de los demás. Del pueblo ya nos ocuparemos en mejor ocasión y tendrá que pagar los tributos que pido. Cumplid la orden inmediatamente y vais a darme cuenta de si lo habéis ejecutado (Vase.).-

Sargento.- A la orden, mi General. ¡Cabo Mercier!
(Se dirige a Manuel.) Ven que te ato al tronco de ese árbol.-

Manuel.- No os molestéis, Sargento. He venido a buscar la muerte y no me voy a marchar cuando la tengo a mi alcance.-

Cabo.- A la orden, mi Sargento
(Entra.)

Sargento.- Preparad la patrulla para fusilar a este hombre.-

Cabo.- A la orden.-

Sargento.- Por lo menos taparé vuestros ojos.-

Manuel.- No, Sargento, os lo ruego; no me privéis de que vea venir la muerte, puesto que venía a buscarla, y permitidme que, ya que tenéis prisa para dar facilidades a vuestros soldados, me despoje de la chaqueta, y así les será más fácil acertar al corazón, guiados por la blancura de mi camisa
(Se la quita.).-

Sargento.-
(Aparte.) Desde luego, este español es arrogante sin ser jactancioso. (Alto.) Sea como queréis.-

Manuel.- ¡Gracias, Señor, por haber escuchado mis súplicas! Librad a mi pueblo de la destrucción. Proteged a mi hermana y compadeceos de mi alma,[1] perdonad mis pecados y mostraos misericordioso, acogiéndome en vuestro seno.-

Sargento.- Apunten...... ¡¡¡¡¡ Fuego !!!!!.-

Manuel.-   ¡¡¡¡¡ V I V A   E S P A Ñ A !!!!!.-


T E L Ó N
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 FIN DE LA OBRA

 

[1] V: <…mis súplicas. Librad a mi hermana; perdonad mis pecados y mostraos misericordioso acogiéndome en vuestro seno>.

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Autor: Andrés Hernández Macías - 1957