Pinceladas históricas de Guadilla de Villamar
Nº 12 - Los diezmos y las primicias
“Pagar diezmos y primicias a la iglesia de Dios con buena voluntad”
El DiezmoDiezmo es la décima parte de un todo. Era un impuesto o tributo que había que pagar en Guadilla y, por supuesto, en el resto de España. No era el único tributo que el agricultor tenía que aportar y soportar. Estos diezmos se dividían en dos grupos:
Pero no todos pagaban estos tributos o impuestos. ¿Quiénes estaban exentos? "...los prelados, grandes señores y caballeros, que son los que recogen todo el pan en grano que los dichos labradores labran y cultivan.No pagan ninguna cosa: los prelados, porque son exentos; los grandes y señores, porque ordinariamente no pagan las alcabalas y las cargan sobre sus tristes vasallos; y otros caballeros particulares, porque casi ninguno hay que no tenga tales remedios en sus pueblos y tierras, conque salen libres de dicho derecho y ha de cargar todo sobre los labradores, los cuales no pueden escapar de pagar un grano que venden”. Actas de las Cortes de Castilla, Tomo VI, año 1570
A.- Diezmos reales y señoriales Algunos de los servicios reales y señoriales ya figuraban en la Baja y Alta Edad Media. Fonsadera: servicio personal que antiguamente se hacía para la guerra y que consistía en abrir fosos, de donde le venía el nombre, en derredor de castillos y fortalezas. Hoy se conocerían como trincheras. Martiniega: era un tributo que se pagaba el día de San Martín. Marzadga: tributación que se hacía efectiva en el mes de marzo. Yantar: tributo que los villanos -habitantes de las villas- pagaban al Rey o al Señor cuando pasaban por sus tierras y que consistía en comida. Posteriormente se pagaba en dinero. Almojarifazgo: tributo que se pagaba por las mercaderías que salían del Reino o por las que entraban en él o por las que iban en tránsito de un Reino a otro de España. Infurción: era el tributo que se pagaba al señorío por el solar de la casa donde vivía el campesino, ya que este había edificado su vivienda sobre terreno propiedad del Señor. Pecho: el que se satisfacía al Rey o al Señor por razón de los bienes o haciendas, llamándose pechero al que pagaba el pecho. Alcabala: impuesto que incidía sobre la venta o intercambio de bienes muebles y semovientes. Cientos: tributo que llegó a alcanzar hasta el 4% de las cosas que se vendían y pagaban alcabala. Servicio: impuesto derivado de otro más antiguo que se llamó servicio de los pedidos, así llamado porque era el que el Rey pedía cuando se encontraba en dificultades financieras de Estado. Millones: impuesto que se instauró en el reinado de Felipe II sobre la alimentación y consumo de: vino, vinagre, aceite, carne, jabón y velas de sebo. Se renovaba de seis en seis años. Alfarda: era el pago por el aprovechamiento del agua (acequias, canalizaciones…). Axadero: tributo que debía pagar cada persona que trabajaba con una axada (azada). Banidades: pago al Señor por el uso del horno de pan, molino… Chapín de la reina: impuesto para pagar los gastos de las bodas reales. Cuatropea: impuestos sobre la venta de ganados. Herbaje: pago sobre el ganado trashumante por atravesar tierras y bosques, por el aprovechamiento de los pastos. Monedaje: tributo al Rey por la fabricación de monedas. Pontazgo: tributo que se paga por usar los puentes. Abadía o luctuosa: derecho que tenían los curas a percibir, a la muerte de sus feligreses, cierto tributo de los bienes que deja. Oblata: impuesto eclesiástico que cada familia abona al sacerdote a cambio que este mantuviese las fiestas patronales. Bovaje: aportación extraordinaria que se pagaba en relación con las cabezas de ganado bovino y recaía sobre toda la población, incluidos nobles y eclesiásticos. Sagrera: nombre que en Cataluña recibía el espacio que rodeaba las iglesias, por tener la consideración de terreno sagrado, protegido de la violencia feudal. Botilla: impuesto medieval que grava la compraventa de bienes inmuebles. Más tarde se llamó alcabala. Talla o taja o tala: tributo que se pagaba por la tala de los árboles. Salís: impuesto por la compraventa de la sal. Assatura o asadura: obligación que tenía el pastor de matar una oveja y comerla la gente del pueblo por donde pasaban las ovejas, durante la trashumancia. Carceragio: tributo a pagar para poder salir de la cárcel. Tolta: antiguamente, exacción arbitraria. Exigencia de servicios al vasallo que, contra el derecho, exigía el señor feudal. Mortura: tributo a pagar el día de la muerte de un Señor.
B.- Diezmos eclesiásticosEl diezmo eclesiástico era un tributo de origen medieval, que los fieles abonaban anualmente para la manutención de los ministros y el culto cristiano. Suponía, y de ahí el nombre, el pago de la décima parte de la producción agropecuaria bruta (grano, frutos, ganados) o de los ingresos monetarios de los seglares, adquiridos de modo legítimo y regulado (la soldada). Se abonaba casi todo en especie en las parroquias o lugares destinados por los clérigos para la recaudación. Hasta la llegada del Estado Liberal, siglo XIX, el diezmo fue la fuente fundamental del mantenimiento de la Iglesia, suponiendo la supresión de dicho impuesto (1837) el inicio de la decadencia de los Cabildos y Catedrales, carentes de sus ingresos, situación que se agravaría con los Decretos Desamortizadores de 1841, hasta llegar a la Ley de Madoz de 1885, de Desamortización General que supone el fin de una época. Aunque el diezmo eclesiástico se reguló en la Edad Media, ya la Historia Sagrada nos relata que:
¿Qué cosas se debían diezmar?
Ya en el Pentateuco se nos dice lo que hay que diezmar. Es decir todo lo que el campo producía, así como todo lo que de él recibía sustento como ganado ovejuno, cabruno, vacuno, abejuno, etc.; es decir, ganado ovino, caprino, vacuno, apícola, que es como decir leche, lana, carne, queso, miel, cera... La lista es amplísima: trigo, centeno, cebada, avena, garbanzos, habas, guisantes, lentejas, alubias, rubia, cáñamo, esparto, lechones, terneros y vacas, ovejas, carneros y corderos, cabras y cabritos, miel, cera, leche, queso, lana, mosto, frutas, hortalizas, anís... No todo lo que el campo daba directa o indirectamente se hacía en una sola fecha. Así, tenemos que lo primero que se diezmaba en el año era por San Pedro. Lo primero eran los corderos nacidos en primavera. El diezmo en este caso era un cordero por cada diez corderos nacidos. Si la iglesia no tenía cija o tenada para guardarlos se pagaba con el dinero anteriormente acordado. También se diezmaba por estas fechas la lana del esquileo de las ovejas. En el mes de julio se diezmaban los terneros, lechones y queso. Este último se diezma por libras (460 gramos) o por arrobas (11,5 kg) y no por unidades. En Guadilla la diezma de terneros y cerdos era escasa ya que en cada casa no se llegaba a tener diez de estos animales. ¿Cómo se diezmaba? Todos los diezmos iban a parar a la Cilla, también llamada Casa del Tercio, Arca de Misericordia y Círculo Católico, que en Guadilla lo eran las casas adjuntas a la iglesia en su cara norte, que aún existen, pero ya de propiedad privada. Antes de proceder al reparto de los diezmos se realiza la operación de la saca. Se denominaba “sacar” al derecho que disfrutaban los curas, concejo, justicias y sacristán, de retirar de la masa decimal, antes de hacer las particiones, una cantidad fija en especie o moneda, como paga a sus cometidos en la recaudación. Se trata de apartar del reparto los gastos de la operación, incluido el alquiler de las trojes, propiedad de la fábrica de la iglesia. Los diezmos de mayor importancia o diezmos mayores eran los del trigo, cebada y centeno, seguidos de la lana. Estos cereales, una vez limpios y en la misma era, eran diezmados por el diezmero eclesiástico con las medidas de la época o del lugar que, en nuestra zona, eran la fanega y el celemín. El pago o se hacía llevando los cereales a la Casa de Tercio o se pagaba con dinero su valor. La mayoría se daba en especie.
Todos los repartos aquí señalados solían hacerse a finales de agosto y primeros de septiembre. El sacerdote de más categoría era el encargado de comunicar estos repartos en el sermón de la misa mayor del domingo siguiente. Ya a finales de septiembre, se recogía la uva y a cada agricultor le correspondía de diezmo la décima parte de uva recogida. El producto recaudado iba al lagar o jaraíz que la Iglesia tenía en la Casa del Tercio. Aún perdura dicho lagar. Una vez trasformada la uva en mosto, se llevaba a la bodega eclesiástica que en Guadilla estaba adosada a la torre. Esto fue, en rasgos generales, los diezmos exigidos y repartidos a los largo de los años y de los siglos. Si tenemos en cuenta que ni los prelados ni los grandes caballeros y señores pagaban este impuesto, todas las cargas de ellos caían sobre los labradores rurales. Ya se quejaban estos, con toda la razón, en las Actas de Castilla, años 1579 a 1582, de esta amarga manera:
¡Qué pena!
Los censos, las primicias ylas arcas de misericordiaEl censo o préstamo: fue la institución jurídica arbitrada para que el vecino obtuviera aportes de capital para la agricultura, el comercio y la industria, o para hacer frente a necesidades personales perentorias. Los datos catastrales nos ilustran sobre el endeudamiento vecinal a través de estos censos. El censo es un contrato por el cual una persona vende a otra el derecho a percibir una pensión anual. Estos préstamos eran donados por los sacerdotes del pueblo, religiosos de un convento vecino o instituciones civiles y eclesiásticas. Veremos en el Catastro de la Ensenada de Guadilla el número tan elevado de estos censos y la forma de su pago y su cantidad. Pago que tarda años en devolverse, y a veces siglos, por lo que con razón decían los vecinos que se pagaban “desde tiempo inmemorial” a los herederos de ellos. Las primicias: consistían en la donación de los primeros frutos y ganados, entregados a la Iglesia, además del diezmo. Las primicias, como hemos dicho, eran donaciones o regalos que los feligreses daban a los sacerdotes del pueblo. Estas primicias no eran obligatorias. Pero para quedar bien… El Arca de Misericordia y Monte de Piedad: los rendimientos obtenidos de las cosechas, condicionados por la climatología, difícilmente permitían la subsistencia y, cada primavera, los vecinos debían proveerse de trigo acudiendo al Arca de Misericordia, institución típica del antiguo régimen, en demanda de auxilio para la manutención y, en su momento, para la siembra. Recordemos que los ayuntamientos hacían lo mismo con los pósitos. Como expresión de la solidaridad vecinal, el arca se constituía en caja de previsión agrícola. Las malas cosechas y el elevado precio del cereal en esos momentos, causado por el descenso de la oferta y el acaparamiento en manos de instituciones eclesiásticas y mayorazgos generaban, con frecuencia, hambrunas.
Las DesamortizacionesEl campo español era muy poco productivo y con rendimientos bajos. Esta situación se explica:
CONSECUENCIAS DEL PROCESO DESAMORTIZADOR
Fotos de La Cilla, Casa del Tercio, Arcas de Misericordia
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