Villanoño 2020
Un paseo fotográfico por Villanoño en agosto de 2020.
Acceso desde la carretera BU-640 por la BU-V-6403
Es una joya del arte románico. Tiene ábside semicircular, con bóveda de horno, continuada con bóveda de cañón en la cabecera o presbiterio, nave rectangular, techumbre de madera machihembrada sin uso de tornillería ni clavos; tejado a dos aguas. Espadaña con dos campanas fundidas de las originales en 2008. Canecillos en paredes norte y sur y en el ábside. Ventana románica en el centro del ábside.
La espadaña estaba cerrada hacia el tejado, obra al parecer realizada en 1954, y se accedía a ella por una escalera de caracol. Se puede ver una foto de 1975, con esa disposición, en el libro «Amo a mi pueblo», de Emiliano Nebreda Perdiguero, en la ficha 1095 dedicada a Villanoño, página 1530. Más tarde se retiró la construcción adosada, quedando solo la espadaña.
Se pueden apreciar imágenes de personas, de animales y geométricas, tal vez también motivos vegetales. Dos personas en posición sedente, quizá una de ellas una mujer pariendo. Dos rostros de personas. Lo que parecen dos perros de cuerpo entero, muy parecidos y dos cabezas de perro u oso, también muy parecidas. Una serpiente enroscada.
Doce canecillos en la fachada sur, sin motivo escultórico. Cinco en la parte externa sur de la bóveda de cañón, con motivos. Trece en el ábside, dos de ellos sin motivo. Cinco en la parte externa norte de la bóveda de cañón, dos de ellos sin motivo. Trece en la fachada norte, dos de ellos sin motivo. En total, 48 canecillos, 30 canecillos con motivo y 16 sin motivo escultórico.
Tuvo coro y desde el interior, por unas escaleras, se accedía al campanario.
Ábside y capiteles de las columnas del presbiterio
Cuando se retiró el retablo para restaurarlo, porque estaba en mal estado, apareció la ventana central del ábside, que, por la parte exterior, también estaba tapada por un contrafuerte y no se conocía. Es una ventana preciosa. Al final, el retablo no se volvió a montar y la estructura se encuentra almacenada en piezas.
Imaginería
Además de la vista en el ábside.
San Norberto
Cuenta la leyenda que la imagen de San Norberto la trajeron del convento de Villamayor de Treviño y que, cuando llegaba a mitad del camino, dicen que los bueyes no querían venir para acá y que se volvían.
San Norberto estaba anteriormente, en Villanoño, en medio del retablo adosado al ábside.
En la actualidad, la imagen está bastante deteriorada, constando un buen dinero restaurarla. Con los recursos que se tienen, se ha ido mejorando y restaurando lo que hay.
Junto con San Julián, es la otra patrona de Villanoño.
Patrón de Villanoño, junto con Nuestra Señora de las Nieves.
Pila bautismal renacentista.
Teja con inscripción grabada.
Asociación Recreativa Cultural de Villanoño
El local de la asociación data de 2013. En el ala oeste se ha acondicionado un techado semiabierto para los miembros de la asociación, que, en los meses fríos, sirve de abrigaño y permite disfrutar, confortablemente, de la compañía de la gente.
Llamado en el pueblo «Casa de Doña Urraca».
Tiene un arco gótico en la puerta. Se encuentra en mal estado y en semiabandono.
Es una pieza arquitectónica atractiva y emblemática de Villanoño, que está en riesgo.
Declarado monumento nacional, la torre mide más de quince metros de altura.
Este torreón, «Torreón de los Hurtado Marquina», es uno de los elementos emblemáticos de Villanoño.
Este dujo, forma comarcal de denominar a las antiguas colmenas, tiene la peculiaridad de estar incrustado en una pared. Esta curiosidad se daba en la comarca como una forma tradicional de poseer colmenas, normalmente para miel de autoconsumo familiar. Se ponía en paredes de tapias que daban a un huerto o patio, como en este caso, en las paredes del desván de una casa, como se vio en Sandoval de la Reina, o en una caseta expresamente dedicada a ello, llamada ornillera u hornillera, como se vio en Barrio de San Felices. Por una cara entraban y salían las abejas y por la opuesta se cataba la miel.
Ubicado en una pequeña elevación, es un antiguo templo románico, posiblemente una ermita, aprovechado como cementerio.
Carece de techo. La planta es rectangular. La portada tiene
una arco de medio punto y en la fachada sur tiene una pequeña ventana, en forma de saetera.
Se encuentra en estado de semiabandono y tiene el acceso poco cuidado.
Además del valor humano y sentimental, es una pieza arquitectónica interesante, cuya conservación y puesta en valor serían otro atractivo de Villanoño, aparte de perseverar en el respeto a los antepasados.
Cruz en el campo hecha con herrajes y depósito del agua
Espacio donde estuvieron la presa y molino de Villanoño
Ya desaparecidos y sin rastro de ellos, este molino, era llamado en el Catastro de la Ensenada (10 de abril de 1752) «molino de Juan de Marquina».
En el catastro, en la respuesta 17ª, decía:
Hay un molino harinero de dos ruedas, sito sobre el río que viene de la villa de Villadiego [el río Brullés], y es propio de don Juan de Marquina, declarante, y está pegante a su propia casa. Tiénele arrendado a Domingo Mena, habitante en este y vecino de la villa de Villegas y Villamorón, quien paga, en cada año, treinta y cuatro fanegas de trigo. Contémplase poderse utlizar dicho molinero como enriento (sic) y ochenta reales vellón.
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