Cuántas veces me he sentado
a tu sombra a descansar,
cuando solo eras ruina
y hoy levantada estás.
Con constancia y sentimiento
varias mujeres y hombres,
con denuedo han trabajado
para no dejar caer tus paredes y tu arco.
Ahora ya eres la ermita
donde muchos han rezado,
y venían por San Isidro
a bendecir sus sembrados.
Tradición y sentimientos
han de ser una constancia,
para que sigas siendo
centro de rezos y cantos.
Los recuerdos de ayer
rodeada de chiquillos,
correteando tus campos
o jugando a ¡aquí te pillo!
Los rezos de los mayores
y el rum-rum de sus canciones,
en el aire se quedaron
colgados con sus blasones.
Sentimientos y nostalgias
me cuentan gente del pueblo,
que aunque malos tiempos eran
los guardan en sus recuerdos.
Aquellos niños de entonces
tus caminos han andado,
con su fe y sus sentimientos
las letanías han rezado.
(...)
|
(...)
Los que quedan son mayores
y a algunos les cuesta andar,
pero ahora estoy seguro
que aquí vendrán a rezar.
Imaginamos que antaño
fuiste un castro romano,
pero seguro que antes
lo fuiste de los hispanos.
Enclavada en un otero
que Castrorruyo lo llaman,
divisas muchas llanuras
y también la Peña Amaya.
En algún tiempo quizás
fuiste iglesia y no ermita,
o quién sabe si atalaya
para salvar muchas vidas.
En tu interior se venera
la imagen de su San Martin
el santo que a un pobre diera
su capa para vestir.
Ahora quieren llamarte
la ermita de San Isidro,
pues el santo labrador
tus tierras ha bendecido.
FRANCISCO LABRADOR, 2013 |