La Jarama
La Jarama fue un curso de agua en superficie que atravesaba el pueblo. Sobre 1974, fue soterrada.
En esta colaboración, José Antonio Peña de la Hera relata cómo era, algunas de sus peculiaridades, los pontones y también sus recuerdos.
La Jarama, detalladamente tratada en la Toponimia de Sandoval, tiene también una página en la sección de arquitectura de este sitio.
LA JARAMA Tiene su origen en un cauce natural o torrentera que recogía las aguas procedentes del alto de Carreloma, otra del arroyo de Valdecilla y el arroyo del Barrancal, entrando en zona urbana por el prado que en su día era propiedad de Ángel Fontaneda y, cruzando el pueblo, desembocaba en el Odra, en la parte alta de la presa de dicho río, que servía para alimentar el cauce del molino. Puentes o pontanas Que yo recuerde, había cuatro. El primero en la zona de Las Escuelas, que daba paso desde la escuela de niñas hacia la calleja de la antigua casa de Marcelino, para subir a la granja. El segundo, en la calle de la panadería de Adel Rojo Gallo, situado a la derecha, junto a la tapia de las huertas. El tercero, en la esquina de la casa de Aniano Gutiérrez, y frente a la casa de Raúl Andrés; era una losa de piedra y quebró en una mañana de invierno, con una gran helada al pasar la yegua propiedad de Ángel Pérez, que regresaba a casa de abrevar en el pilón de la cantina; estos tres primeros puentes eran de un único ojo. El cuarto era llamado "El puente de las viudas", pues en el entorno había cuatro viudas; la señora Dorotea, la señora Conce, la señora Silvira (o Silvina), la señora Dionisia (viuda de Félix Ruiz Mena) y la señora Leonarda; estaba situado justo antes de la desembocadura del ramal de la fuente y el pilón de la cantina que solía discurrir por la calleja para encontrarse con La Jarama en la esquina de la casa de Daniel López, el cartero. Desde esa zona hasta la desembocadura no recuerdo que hubiera más puentes, es posible que en la esquina de la casa de Alejandro Asenjo hubiera uno, pero no lo recuerdo. Algo de historia En la antigüedad, antes de estar las fuentes en servicio, en épocas estivales, La Jarama se secaría, pues los arroyos que la alimentaban, no tenían caudal permanente, así que su cauce natural era una torrentera. En cambio, a partir de entrar las fuentes en servicio, sirvió de desagüe natural de esas fuentes y sus pilones. Como las calles eran de tierra, se acumulaba lodo en las márgenes de La Jarama, entre dicho lodo se criaban unos gusanos rojos muy pequeños, y algunas ranas y renacuajos debajo de los puentes. En época estival, debido al calor y menor caudal, se notaba un olor pestilente. Cuando llegabas a casa con las zapatillas mojadas la bronca era "ya te metiste en La Jarama" y el castigo lo solían aplicar con la zapatilla de la madre en los glúteos del infractor. Había un niño en la calleja que se pasaba jugando en el agua horas interminables, le llamábamos "El patito de La Jarama", la gente de mi época lo recordará, era más joven que yo. No creo que se moleste si se identifica al leer esto. Este es mi resumen de los recuerdos de la extinguida "JARAMA". Espero que con mi relato, sin ánimo de ofender, les traiga buenos recuerdos. Un saludo a todos "Los Mielgueros", y en especial a los de mi época. José Antonio Peña de la Hera
Las hijas de Claudiano de la Hera y Margarita Miguel
|
Foto procedente de la Expo de fotos antiguas Sandoval 2001
en la que se ve el tercer puente citado en el relato
Julio Alonso suma tres observaciones al texto:
1 • La sra. “Silvira” creo que era “Silvina”.
2 • La calle de la panadería de Adel..., creo que oficialmente es la Calle de Villadiego.
3 • En la Jarama, entre la casa del Sr. Alejandro Asenjo, tío mío, y la del Sr, Julio González (entonces), casa que me hospedó en mis primeros 6 años, no había puente. Si acaso, en invierno, unas piedras para facilitar el paso.