¡Aguarda, aguarda! ¡Cáscale, cáscale!
Cuenta José Fuente como cierta esta historia ocurrida en Sandoval de la Reina:
Un matrimonio tenía un hijo y el marido, era en verano, se marchó a segar.
Le había dicho a la mujer:- Mándale al chaval a tal sitio a llevarme el almuerzo.
Llegó el mediodía y fue el chaval a llevarle el almuerzo a su padre.
Salió pol camino y se quedó así parado:- ¿Qué se oye?
- ¡Cáscale! ¡Aguarda, aguarda! ¡Cáscale, cáscale!¡Me cago en diez el chaval!, se cogió y se volvió a casa.
- ¿Ya has llevado el almuerzo a tu padre?
- ¡Si no he llegado!, porque un hombre decía "¡aguarda, aguarda! y el otro decía ¡cáscale, cáscale!Y eran las codornices que dicen eso.
"Aguarda, aguarda" decía una codorniz. Y la otra decía "cáscale, cáscale".
Era en el término de Las Cascajosas, de Sandoval de la Reina, para ir a Villanueva de Odra.Todo es por la onomatopeya del ruido que hacen las codornices.