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  Cultura del Soto de Medinilla (primera Edad del Hierro) 

La «Cultura del Soto de Medinilla» o simplemente la «Cultura del Soto» se desarrolló durante medio milenio, entre los siglos IX y V a.C. en la zona mesetaria de la cuenca del río Duero.

Incluye la zona geográfica donde se ubica Sandoval de la Reina, de acuerdo con el plano del Museo Arqueológico Nacional reproducido más abajo. Está cercana a la zona de influencia de la «Cultura Castreña Antigua».

Entre los siglos IX y V a.C. la mayor parte de las comunidades peninsulares del Bronce Final evolucionan tras recibir, directa o indirectamente, aportaciones culturales y materiales de los primeros colonos mediterráneos, de los pueblos atlánticos e influencias centroeuropeas, como se aprecia en la presencia de objetos importados y en su transformación o imitación.
En función del sustrato cultural y de estas relaciones se detectan diferencias culturales en los pueblos asentados en torno a la Meseta y los valles de los ríos Ebro, Duero y Tajo.
Son sociedades que se organizan siguiendo unas normas de comportamiento, relaciones y rituales que, muchas veces, se justifican por la voluntad de las divinidades protectoras del grupo, expresadas por boca de sus intermediarios, y que se reflejan incluso en la ubicación y estructura de poblados y necrópolis.

Texto: MAN

La cultura del Soto se desarrolló en la cuenca sedimentaria del Duero a partir del siglo IX a.C. De vocación agrícola cerealística, los poblados tenían casas de planta circular y paredes de adobe o tapial. Corresponde a manifestaciones del final de la Edad de Bronce y primera Edad del Hierro. Su final coincide con la época celtibérica avanzada.
Su desaparición en la Meseta marca el inicio de la segunda Edad del Hierro.

Texto adaptado de Javier Ramos

 

 

 

 

ELEMENTOS COMUNES EN EL INTERIOR PENINSULAR
SIGLOS IX A V a.C.

LA VIVIENDA, ESPACIO DE PRODUCCIÓN

En el interior de la vivienda se realizaban actividades domésticas y productivas: molienda de cereales o bellotas, devanado de hilos y su tejido usado telares verticales situados cerca de la puerta para tener más luz. También pequeños trabajos y arreglos de cobres y bronces.

VIVIR Y TRABAJAR EN EL PAISAJE

Los poblados eran de pequeño tamaño, generalmente en emplazamientos defensivos, con control territorial y cerca de cursos de agua. Hay diferencias estructurales entre viviendas de distintos territorios, pero su construcción, con zócalos de piedra, paredes de barro y madera, y su organización, con hogares y bancos, son similares.
La base económica es la explotación, cada vez más intensiva, de las tierras circundantes: cultivo de cereales o legumbres; cabaña ganadera, principalmente de ovejas y cabras, aumentando la de vacuno y porcino y obteniéndose productos derivados (lana, queso, carne curada), caza y recolección.
Las técnicas de almacenamiento de alimentos en tinajas y silos elevados o soterrados, permiten que una parte de la producción se destine a intercambio.

LA TRADICIÓN DEL BRONCE Y LA INCORPORACIÓN DEL PLOMO

Los talleres dedicados a la metalurgia del bronce introducen mejoras tecnológicas gracias al control de la temperatura y al uso de nuevos metales en las aleaciones de base cobre.
Los bronces binarios (aleaciones de cobre y estaño) desarrollados en la etapa anterior son blandos y con ellos se fabrican armas defensivas y objetos suntuarios. Al añadir plomo y otros minerales se producen bronces ternarios que permiten fabricar piezas más resistentes utilizadas por todos los estamentos sociales y que, a veces, ganan en vistosidad al decorarse con damasquinados.
Paralelamente, el plomo cobra entidad propia y adquiere una mayor importancia económica. Se transporta en lingotes destinados a las aleaciones del bronce o la copelación de la plata, técnica vinculada a la minería que permite fundir el plomo con el mineral para separar la plata de las impurezas.

EL HIERRO, UN NUEVO METAL

El uso del hierro es un fenómeno cultural y tecnológico tan destacado que da su nombre a toda la etapa.
Se supone traído por fenicios y griegos, aunque en sus factorías hay pocos vestigios, mientras que, con tecnología rudimentaria, aparece en yacimientos ibéricos antiguos, habiéndose podido introducir desde Europa Central técnicas más evolucionadas. Su difusión fue lenta y no se generalizó hasta el siglo V a.C.
La elaboración del hierro requiere una tecnología avanzada, con hornos que alcanzan temperaturas muy elevadas y el uso de la forja. Un lento proceso une láminas de hierro y acero (hierro + carbono) tras alternar varias veces su martillado al fuego y su rápido enfriamiento, obteniéndose armas y herramientas de filos resistentes, a veces decoradas con damasquinado o acabadas con magnetita.

ORO Y PLATA. LUJO Y TECNOLOGÍA

Las técnicas de soldadura y copelación procedentes del Mediterráneo oriental transforman la producción de los metales preciosos, combinándose con técnicas tradicionales como la cera perdida.
La soldadura permite joyas huecas en oro y decoraciones de filigrana y granulado, añadiendo color mediante pasta vítrea, esmaltes o piedras semipreciosas.
La copelación de la plata permite obtener mayor cantidad de metal, por lo que su uso se hace frecuente en joyas y productos suntuarios, mientras el oro queda para pequeños adornos en general, aderezos femeninos en el levante y sur peninsular y para todo tipo de joyas en el noroeste.

CERÁMICA, INNOVACIÓN Y ASIMILACIÓN

A través de los fenicios se incorporaron novedosos procedimientos en la fabricación de la cerámica. El uso del torno y la cocción a temperaturas más altas permitirá una mayor producción y de mejor calidad en menor tiempo, con un rico repertorio de recipientes y objetos especializados.
Su penetración hacia el interior será muy desigual, aunque pronto estas piezas serán imitadas en las producciones locales y realizadas en serie. Su fabricación se convierte en un oficio especializado con talleres alfareros instalados en las afueras de los recintos urbanos.
No obstante, la cerámica a mano perdurará durante mucho tiempo, valorándose su carácter tradicional. Elaborada en pequeños talleres que podían ser domésticos, se enriquece con nuevas decoraciones como incisiones e impresiones de peines, estampillas, pintura postcocción, grafitada o incrustaciones de bronce o pasta vítrea.

ÉLITES Y BIENES DE PRESTIGIO

La existencia de nuevos circuitos comerciales favorece las relaciones entre distintas áreas geográficas y el surgimiento de una clase social dominante que controla la producción, distribución e intercambio de los recursos, obteniendo objetos y productos exclusivos y exóticos.
Las mercancías de lujo, cuya posesión denota prestigio, están realizadas en materias primas novedosas como el hierro o la pasta vítrea, o bien muestran un trabajo especializado, desconocido por la artesanía local. Entre ellas destacan telas, ungüentos, alimentos y bebidas exóticas, u objetos para banquetes o rituales.
Estos intercambios se realizaban en un marco comercial y de relaciones personales, afianzando vínculos sociales y económicos a través de regalos de prestigio o dotes nupciales.

RITUALES PARA LA MUERTE

Se generaliza la cremación como rito de enterramiento, sobre todo en el valle del Ebro, con origen común en la tradición de los Campos de Urnas y en muchos rituales fenicios, con necrópolis fuera del poblado.
La tumba era un hoyo o fosa, en ocasiones forrada con lajas de piedra, que se cubría formando un túmulo de tierra y piedra, a veces señalizado. Los restos humanos quemados se introducían en una urna o se dejaban directamente en el suelo, con ajuares que reflejan la posición social del difunto.
La inhumación era frecuente para niños de corta edad, que se enterraban bajo el suelo de la vivienda, y excepcional en adultos: en el caso de las primeras parejas en enterrarse en el lugar, o en el de mujeres procedentes de otras tierras, llegadas por matrimonio.

RITUALES PARA VIVOS

De la religiosidad de la primera Edad del Hierro conocemos los rituales a partir de la interpretación de los restos materiales. De ellos se deduce que los cultos estaban relacionados con la naturaleza, la vida cotidiana y los fundadores de la estirpe familiar.
En algunos poblados del valle del Ebro se identifican habitaciones donde se desarrollaban rituales en los que empleaban vasos singulares, importados, con contenido exótico, mesas o altares portátiles y hogares en forma de piel de toro. Todo ello dentro de una sociedad en proceso de jerarquización, cuyos jefes dirigían las ceremonias y banquetes requeridos por la celebración.
En otros lugares, más al interior, se hallan altares elevados junto a las viviendas, con restos seleccionados de animales y que se relacionan con cultos domésticos.

 

 

Fuentes:
• Museo Arqueológico Nacional de España (MAN) (recopilado el 28/04/2018)
lugaresconhistoria.com: Soto de Medinilla: uno de los yacimientos más importantes de la Edad del Hierro
(Javier Ramos. 29 de noviembre de 2016)
Wikipedia

 

elaboración propia / fotografías propias
página creada el 08/05/2018