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Sandoval de la Reina y sus fundadores. La familia de los Sandovales.

Capítulo X: La iglesia parroquial de Sandoval de la Reina

En este capítulo:

Consideraciones iniciales.
Cuentas de la fábrica de la iglesia.
El altar mayor.
El altar de la Virgen del Rosario.
El altar del Cristo.
El altar del San Blas.
El altar de San Miguel.
Las ermitas.

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Capítulo X
LA IGLESIA PARROQUIAL
DE SANDOVAL DE LA REINA

En lo que hoy es el territorio de Sandoval de la Reina antiguamente pudo haber hasta cinco parroquias con pila bautismal, que eran la actual, la de Castro Rubio, la de San Millán, que fue otro barrio con edificios hasta bastante adelantada la Edad Media, la fundada por los señores Sandovales, y otra en el lugar donde estuvo el monasterio de monjas y que, según D. Gonzalo Martínez Díez, se llamaba San Vicente.

De la que queda no hay escritos de su construcción. Por la estructura de alguna nave y canecillos de los alares, es posible que la primera que allí se construyó fuera románica y, al quedárseles pequeña, la reformaron. Su reforma pudo durar muchos años. Pudieron empezar la reforma o el hacerla más amplia, en el siglo XII. Las bóvedas, al parecer de los entendidos, fueron hechas en el siglo XVI.

Antes de 1575, tenía una torre que se ve [que] no gustaba a los vecinos y ese año decidieron hacer otra más esbelta, que la de entonces. Firmaron el contrato de construcción con el cantero García de Valle, pero no empezaron su construcción hasta el año 1585, y como para entonces ya había muerto García de Valle, se comprometió hacerla en las mismas condiciones su hijo Juan de Balle. Fue tasado su coste de construcción en 1 159 367 maravedís, con la condición de llevar el pueblo todos los materiales para construirla a pie de obra y pagarla con el dinero que sobrase de los ingresos que tenía la parroquia una vez descontados los gastos normales del año. Se comprometió a hacerla en cinco años pero tardó siete y la terminó el año 1592. Con los años tampoco respeta la forma de pago. El año 1603, Juan de Balle mete a juicio a los vecinos porque dice que solo le han pagado 479 420 maravedís y se siguen debiendo 679 947 maravedís. Pero ellos presentan el contrato y las cuentas de la iglesia y dicen que no hay más dinero sobrante. Años más tarde les amenaza con llevarles al Tribunal de la Inquisición, que seguramente hubiera perdido él, pero los del pueblo aconsejados por el Obispo de Burgos deciden pedir un préstamo y terminar de pagarle.

 

CUENTAS DE LA FÁBRICA DE LA IGLESIA

En la llamada fábrica de la iglesia entraban los bienes inmuebles que tenía, en los que entraban la misma iglesia, las ermitas, una casa y un granero, y el dinero para su mantenimiento, que provenía de la renta de unas tierras de su propiedad que sumaban 55 fanegas. Pero la renta era corta. En el catastro ya dicen que les dan 5 fanegas de pan mediado y por las viñas 28 reales. Además, recibía una novena parte de los diezmos pagados por la cosecha del campo de Sandoval y en el de Castro Rubio y una fanega que cada año tenía que pagar el concejo de Sotresgudo, que alguna vez se negaron a pagar pero metidos en juicios tuvieron que seguir pagándola hasta el año 1847; incluso, cuando fueron a pagar las fanegas atrasadas, les convidaron los mayordomos que lo recibieron. Los primeros años de las cuentas hay anotadas dos fanegas y media de trigo de la renta de Sotresgudo y el año 1575 anotan nada menos que 40 fanegas recibidas de la renta de Sotresgudo; y ese mismo año hay pagos del arreglo de la ermita de San Cristóbal y en Sandoval no consta que haya habido ermita de San Cristóbal. Probamente estos pagos formarían parte de alguna manda dejada a la iglesia de Sandoval. También Villusto pagó algunos años 12 reales por la procesión, pero no pone qué procesión era esa ni si la hacían en Sandoval o en Villusto. También cobraban por las sepulturas ya que entonces, y hasta el año 1838, los difuntos se enterraban en la iglesia.

Los ingresos se gastaban primero en los gastos normales de aceite, para la lámpara del Santísimo y velas para los altares. Lo demás para arreglos del patrimonio, como la misma iglesia y las ermitas, el fundir campanas que se habían roto o hacer nuevas campanas y esquilones para la nueva torre. La fundición la hacían en el pueblo. Cuando tenían dinero compraban objetos de iglesia, como cálices, copones, vinajeras, incensario o ropas y casullas y capas de distinto color, valor y género.

La administración de las cuentas y demás la llevaban dos mayordomos que se elegían cada año entre los vecinos del pueblo. Los cobros y gastos, están contabilizados desde el año 1571.

El año 1576, ya hay pagos por sacar piedra para la torre y otro para la fundición de campanas, comprando para su fundición cobre, hierro, estaño para fundirlas, pago de adobes para hacer el horno y leña para calentarle, el gasto total de ello fue de 12 365 maravedís. Hay otro pago por pintar dos altares.

El año 1678, se pagan 1 290 reales por unas vidrieras para las ventanas y otro [pago] de 1 088 maravedís de unas vinajeras y un cáliz de plata.

El año 1581, además de los ingresos ordinarios, hay anotadas 6 fanegas y media de renta de la ermita de San Cristóbal y de la casilla y pagos por desmontar la torre anterior y pago de piedra comprada en Palazuelos.

El año 1583, ya se paga por adelantado al constructor de la torre algún dinero y hay otro pago a Alonso Ibáñez, vecino de Palazuelos, por el transporte de piedra para la torre. La mayoría de la piedra para la torre la llevaron de Palazuelos y parte de Villusto. Los años siguientes hasta terminarla hay pagos de piedra, transporte y una maroma para subir la piedra y teja. Cada teja les costó tres maravedís.

El año 1592, ya subieron las campanas y pusieron la veleta, que costó cinco reales.

El año 1601, hay otro pago de 9 000 maravedís al campanero por hacer las campanas y pagos del metal y demás trabajos para su fundición, traer un peso para pesarlas y una maroma para subirlas.

El año 1602, va un visitador y hacen inventario de los bienes muebles de la parroquia y, entre otras cosas y ropas, anotan una cruz grande de plata, cinco cálices de plata con sus patenas, una custodia de plata que se pone sobre un cáliz, con su viril y crucecita de plata, unas vinajeras de plata y dos cetros de plata con sus cajas. Estos visitadores diocesanos solían ir con frecuencia y eran muy mandones.

El año 1627, manda a los mayordomos que, como tienen dinero sobrante, rediman la mitad del censo(1), que sacaron para terminar de pagar la torre.

El año 1631, el visitador de turno les ordena que, como los esquilones que les han hecho tienen dos libras más de lo acordado, se paguen a razón de 1 500 maravedís el quintal y las dos libras las paguen a dos reales libra, y que se pongan en la torre a la mayor brevedad posible.

El año 1634, el visitador manda hacer una custodia dorada, con su peana, el relicario y un viril con sus rayos, y se haga con la plata de la antigua, que es grande. Manda quitar el altar de Santa Ana, que está mal aliñado.

El año 1634, hay un pago de 607 reales, por hacer cinco vidrieras grandes con sus marcos, para la iglesia.

El año 1648, se pagan 2 686 maravedís, por hacer y adecentar el coro y 3 070 maravedís del pago de un relicario. Mandan hacer un crucifijo para el altar del Niño Jesús y san Miguel.

El año 1648, hacen nueva la ermita de San Juan y les costó 55 110 maravedís.

El año 1652, mandan hacer un incensario de plata, poniéndola ellos y el hacerlo les cuesta 481 reales y medio.

El año 1653, hay un pago de 3 500 reales para el oficial que hizo la sacristía, más 3 000 maravedís de 1 000 tejas y 150 reales de la piedra para hacerla, 200 reales de la puerta y ventana y otros pagos de materiales.

El año 1663, el visitador manda quitar altares e imágenes viejas, entre ellas un santo Cristo, la Magdalena, una imagen de la Antigua y otras de Juan y la Virgen María.

El año 1674, hay un pago de 1 100 reales que costó un retablo del rosario.

El año 1676, el visitador manda hacer un retablo para el altar mayor y poner una tapa a la pila bautismal.

El año 1678, pagan 1.400 reales por dorar un altar, seguramente el del Rosario que hicieron el 1663.

El año 1678, también prestan al concejo de Guadilla 3 300 reales, cobrando de réditos 175 reales al año y reciben 1 500 reales de Villusto que era la mitad de un préstamo que tenía pedido años atrás.

El año 1688, hay un pago de 382 reales de la puerta para la iglesia y diez reales de componer las piedras de la puerta y allanar el pórtico, más 1 350 reales por hacer el relicario del altar mayor y una imagen de la Concepción para ponerla en el relicario.

El año 1695, hay un pago de 880 reales, que se dieron a los maestros de cantería, por poner un paredón de la ermita de San Juan y 250 reales de materiales.

El año 1695, hay un cobro de rédito que pagó la iglesia de Sotresgudo, [que] había pedido un crédito de 500 reales. Y hay un pago de 2 740 reales de la construcción del pórtico de la iglesia.

El año 1708, hay un pago de 108 reales de unas andas para Nuestra Señora del Rosario y otro de 709 reales de hacer el poyo(2) del pórtico.

El año 1709, el visitador de turno que fue el arzobispo D. Manuel Navarrete Ladrón de Guevara, manda quitar las imágenes y la pila bautismal de la iglesia del antiguo monasterio y la pila bautismal de San Martin de Castro Rubio, las cuales se echaron a tierra al tiempo de la visita. Estos visitadores, que tanto mandaban y tantos miles de reales se llevaban de los diezmos de Sandoval, no dieron nunca ni un maravedí para obras de la iglesia o su mobiliario.

El año 1715, hay pagos de cal, arena, teja, madera y tierra para obras en la torre y 100 reales al carpintero por cubrirla, más 2 855 reales que se dieron a los canteros por hacer las cornisas y once reales y medio que se dieron por ir a Aguilar a por la maroma para subir la piedra y cuatro libras de cera para usarla, más 21 reales para sogas (esto debía ser para tocar las campanas y esquilones) y 7 reales y un ochavo que costó limpiar la torre. Parece que se les cayó el tejado de la torre y aprovecharon para hacerla más esbelta.

El año 1720, se pagan 452 reales por poner el pórtico de cantería.

El año 1726, reedifican la casa de la iglesia pagando casi 400 reales.

El año 1730, pagan 207 reales por componer las gradas del Cristo y de Nuestra Señora y 32 reales por traer la piedra desde Hormicedo.

El año 1735, pagan 300 reales por dorar los marcos de cinco altares y dar color al pedestal del altar mayor.

El año 1738, el visitador manda que quiten el púlpito del presbiterio y lo pongan arrimado al pilar al lado del Evangelio, y manda comprar una casa arruinada que pega a una de la fábrica.

El año 1739, compran la casa arruinada y pagan 108 reales por ella, más el coste de materiales y mano de obra 1 550 reales. Esta es la casa que fue rectoral hasta hace dos años que se vendió y que salió a pública subasta en 2 320 000 pesetas, de las cuales el Arzobispado se quedó con la mitad, a todas luces injusto, porque la casa era de la fábrica de la iglesia. Y yo espero que ese dinero sea bien administrado y sirva para el mantenimiento de la iglesia de Sandoval a la que pertenece. La otra mitad se ha empleado ya en el arreglo de dicha iglesia.

El año 1740, suben los precios de las sepulturas en la iglesia. En la nave del altar mayor y en la primera fila cerca del altar pagarán 1 000 maravedís, en la segunda fila 700, en la tercera 500, en la cuarta 400, en la quinta 300, en la sexta 200 y debajo del coro 50 maravedís. En la nave de Nª.Sª. del Rosario, en la primera fila 700 maravedís, en la segunda 400, en la tercera 300, en la cuarta 200, en la quinta fila 100 y más abajo 34 maravedís.

El año 1758, hacen el granero de la iglesia, con la piedra de la ermita de San Millán, que la tiraron porque como estaba en el alto, tenía desperfectos, sobre todo en el tejado con frecuencia, y les costaba mucho arreglarla. La obra del granero costó alrededor de 12 000 reales. En el granero depositaban el grano de los diezmos que correspondían a la iglesia y además se depositaba allí el trigo de dos fundaciones benéficas. La una con 397 fanegas dejadas por algunos vecinos bienhechores y la otra de 119 fanegas por Pedro Martínez. Estas fanegas se distribuían entre los vecinos que por cualquier causa las necesitasen pero con la obligación de devolverlas.

El año 1760, pagan 20 reales por el arreglo del reloj y al año siguiente otro de 114. En las cuentas no hay pago por su compra; quizá lo regaló algún vecino. En los años siguientes siguen los pagos por su arreglo, por el arreglo de la caseta del reloj y sogas para él; seguramente serian para las pesas. Al final desaparece el reloj, por lo menos los arreglos.

El año 1785, pagan 884 reales y dos maravedís a Manuel Llanillo, maestro campanero, por la fundición de dos esquilones y al año siguiente se le paga el resto, 758 reales.

El año 1784, pagan 9 900 reales por el enlosado de la iglesia. Las losas se sacaron en Olmos de la Picaza y se pagaron 42 reales al concejo por el permiso para sacarla y 22 reales costó el refresco que se dio a los maestros canteros cuando concluyeron el enlosado.

El año 1794, pagan 1 815 reales por sacar la piedra en Palazuelos, transportarla y labrarla para la obra de la ermita de San Roque, y 964 reales, por la compra de un relicario para colocar las reliquias del Lignum Crucis y Santos Apóstoles.

El año 1795, pagan 2 866 reales y dos maravedís por fundir dos esquilones.

Seguramente eran los esquilones fundidos hace diez años; pues vaya campanero tan malo el tal señor Manuel Llanillo.

El año 1811, los mayordomos de la fábrica de la iglesia tienen que entregar a las tropas francesas 79 fanegas de trigo, 38 y media de morcajo, 16 fanegas y ocho celemines de cebada y mil reales en dinero para el rey francés que había en España.

El año 1826, pagan 440 reales a los que blanquearon la iglesia. Es la primera vez que la blanquean, porque decían que estaba infestada la piedra y contagiaba enfermedades.

El año 1833, pagan 150 reales por una cruz parroquial, 916 por la tela para un estandarte y 175 reales por ramos de flores para los altares.

El año 1834, pagan 985 reales, en total, por la construcción del cementerio.

El año 1837, pagan 2 066 reales por hacer la mesa y la tarima der altar mayor, 617 reales y medio por dorar el altar de san Roque, poner la imagen, 3 800 por la formación y reforma de sus bóvedas y 220 por la balaustrada del coro de la ermita, que la hizo un vecino de Boada.

El año 1837, es el último año que se cobran diezmos. Habrá menos dinero para hacer obras y reparaciones o comprar algunas cosas para la iglesia.

El año 1847, cobran réditos atrasados por valor de 747 reales. Todavía hay un pago de cinco reales por cincuenta ladrillos para la caseta del reloj, 39 reales por alguna pieza para el reloj y 301 reales para el relojero, así como 205 reales al sacristán, por el año anterior.

El año 1851, pagan 650 reales al sacristán por tres años y tres meses. Pagan también 44 reales de contribución, que nunca se había pagado.

El año 1854, es el último año que cobran renta de las tierras, porque el gobierno de turno se las expropió, [así] como el dinero que tenían prestado, así que se quedaron casi sin ingresos.

El año 1855, pagan 1 008 reales por el blanqueo de la iglesia.

El año 1859, la fábrica de la iglesia recibe del gobierno 1 000 reales, para mantenimiento de gastos, supongo que, como compensación por la expropiación de sus bienes y el año 1869, sube la dotación a 1 500 reales.

El año 1871, avisan desde Burgos al arcipreste de la zona que alguno o algunos quieren robar los objetos preciosos de la iglesia de Sandoval de la Reina. Este se lo dice al cura del pueblo y él lleva a su casa los más valiosos, pero no se lo dice a los vecinos.

El año 1874, apedrea en el pueblo y el cura, que estaba en la iglesia no pudo sacar el Lignum Crucis para conjurar la tormenta como solían hacer siempre, porque lo tenía en casa guardado con los objetos de más valor, y el pueblo llegó a amotinarse y le acusaron de ocultación de alhajas. El cura les dijo dónde estaban y por qué y el peligro que corrían en la iglesia, pidiendo a los vecinos si había alguno que quisiera hacerse cargo de ellas, pero como no hubo ninguno, el cura las volvió a la iglesia.

Y el año 1876, el día del Cumplimiento Pascual(3), a las seis de la mañana se encontraron rotas la puerta de la iglesia, la de la sacristía, la del Sagrario y la del baptisterio y se llevaron un cáliz y su patena, crismeras, dos relicarios, una cruz parroquial, dos coronas de la Virgen y del Niño, un incensario, dos copones y vinajeras todo ello de oro y plata, y dejaron las formas consagradas sobre los corporales del sagrario. Los vecinos dieron parte al arzobispado y este hizo responsable al pueblo, obligándoles a comprar otras piezas para reponer las robadas. Mientras tanto, les prestó lo necesario la iglesia de Villahizán de Treviño.

El año 1880, se hizo una reparación general de los edificios que pertenecían a la llamada fábrica de la iglesia y se pagaron 3 685 reales.

El año 1882, pagan 520 reales por el blanqueo de la iglesia y en este año termina el libro de cuentas que se ha podido investigar y anotar.

En los cien y algunos años siguientes, por lo que se ve, no se hicieron obras importantes. Solo retejos y algún blanqueo y compra de algunas imágenes. Con la renovación y conservación de las ropas de celebraciones litúrgicas como capas, casullas, ternos, etc., que, por cierto, había en abundancia de todos los colores necesarios bordadas en oro y [que] han desaparecido sin dar relación a los vecinos de ello, que eran los verdaderos dueños, porque se pagaron con su dinero.

 

EL ALTAR MAYOR

El altar mayor se cambió unas cuantas veces al cabo de los siglos. El que existe actualmente lo mandaron hacer el año 1681. El primer pago de 2 762 reales se hace por adelantado a Francisco de Mallona, encargado de hacerle. El último [pago] de 1 876 reales se hace a Francisco Olmo el 1684. Costó en total 10 000 reales, y lo hicieron en el pueblo, pagando los mayordomos la renta de la casa donde se quedaban los oficiales.

El altar tiene 6,04 metros de alto por 6,80 metros de ancho y está adherido a la pared. Es de estilo corintio y los adornos de los tres cuerpos y de las columnas son hojas de parra. En el primer cuerpo independiente del altar está el llamado relicario o sagrario, de trabajo más fino. El adorno de las cuatro columnas son hojas de yedra. Todo él, y la media naranja que lo remata, está en movimiento. La madera es de nogal. El segundo cuerpo lo llena la imagen de cartón piedra de 1,10 de altura, que representa la figura adusta de san Pedro sentado, con tiara en la cabeza, cetro papal en la mano izquierda y las llaves simbólicas en la derecha. Es el patrono y titular de la parroquia. A su izquierda está san Pablo con su espada conquistadora y el libro de sus epístolas. Sobre él, en relieve, está san Pedro, pensativo y recogido, como cayendo en la cuenta de lo frágil que es el ímpetu humano y la verdad que entraña la predicción del maestro, ante el gallo que, levantado sobre una columna, canta por segunda vez. A su derecha una imagen, que por llevar vara se le ha dado culto de san José, pero [que] un libro en la mano izquierda lo desmiente; aparece la figura con cierta juventud y arrogancia, frente y nariz esbeltas y mirada piadosa; así diré que es Santiago(4). Sobre esta imagen, también en relieve, san Pedro en éxtasis al ser sacado de la cárcel por un ángel que aparece al fondo. En el tercer cuerpo hay dos ángeles con banderas y en el centro la coronación de la Virgen en la gloria, con cuatro ángeles que la rodean y, entre adornos de hojas de parra que llenan este cuerpo, se ven otros seis ángeles.

Lo doraron el año 1734 y pagaron 7 700 reales.

 

EL ALTAR DE LA VIRGEN DEL ROSARIO

El actual altar de la virgen del Rosario lo hicieron el año 1748. Costó 5 200 reales y lo pagaron unos vecinos. Aparece con más profusión y magnificencia de adornos que el mismo altar mayor. Mide 7,50 metros de alto por 6,40 metros de ancho y hace un cuerpo con el original púlpito que costó 600 reales, también pagados por vecinos del pueblo. La fantasía del artista ha logrado evocar y juntar todas sus fuerzas para plasmar un cántico de admiración y piedad al ser más hermoso después de Dios. Aparecen esparcidos por todo el altar anagramas del sol, de la luna y 48 ángeles. Lo corona el Espíritu Santo y debajo de él hay una imagen de la Virgen con el Niño entregando el Rosario a santo Domingo de Guzmán. En el centro del altar, con gran majestad, sentada, respirando poder y ternura, la Virgen del Rosario, de una talla bastante mayor que natural, sentada y muy proporcional, teniendo en sus brazos al Niño Jesús y un rosario en la mano.

También tuvo una cofradía. Sus miembros se comprometían a rezar el rosario completo cada semana y ayunar la víspera de santo Domingo de Guzmán. Los gastos de la cofradía, que eran pocos, provenían de las limosnas que se daban a dos jóvenes que salían a pedir los domingos por el pueblo y de lo que se recogía en tres capillas(5) con la imagen de la Virgen Milagrosa, que se pasaban de casa en casa de los cofrades cada día y en ellas se podían depositar limosnas. Empezó con cien cofrades, aumentando más tarde y descendiendo, como todas, durante y después de la invasión francesa. Pero volvió a recuperarse y el año 1893, con motivo del mes del rosario, se hicieron cofrades todos los vecinos del pueblo. En la renovación que el párroco del pueblo hizo el año 1954, se hicieron cofrades 180, entre hombres y mujeres casados.

 

EL ALTAR DEL CRISTO

Mandaron hacer este altar el año 1666 y pagaron por su construcción 2 900 reales. Le doraron en 1774. La única imagen que tiene es la de Cristo crucificado de tamaño natural, obra del siglo XIV. El fondo del altar está pintado de tempestad, con el sol oscurecido y abajo la ciudad de Jerusalén.

 

EL ALTAR DE SAN BLAS

Los vecinos del pueblo pidieron al visitador diocesano el año 1668 (¿1768?) que les permitiera poner otro altar para hacer con más comodidad las estaciones, ya que solo tenían cuatro altares y bien podían poner otro. Sí que se lo permitieron y el año 1773 pagan 1 770 reales por su construcción y 150 reales por la imagen del señor san Blas, al que fue dedicado. Decían nuestros antepasados que, con motivo de haber una epidemia en el pueblo, se mostró protector de los vecinos y desde entonces decidieron celebrar la fiesta del pueblo el día san Blas a pesar de lo desapacible de esos primeros días de febrero y tener por patrono de la iglesia parroquial a san Pedro. También hay una reliquia de san Blas que se da a besar el día de su fiesta, a la que antes acudía muchísima gente, incluso de pueblos bastante distantes. Como anécdota diré que antiguamente un visitador diocesano les prohibió bailar a los hombres con las mujeres la víspera y el día de san Blas, sobre todo por la noche. Seguramente que no le hicieron mucho caso.

 

EL ALTAR DE SAN MIGUEL

No hay fecha de su construcción, pero puede ser el más antiguo de la iglesia. Es de madera y está muy bien decorado. Tiene frontal y dos laterales. En el frontal tiene la imagen de san Miguel venciendo al demonio y en una repisa superior tenía una imagen de la Inmaculada, que robaron hace años, juntamente con otra de la Magdalena, ambas de valor artístico, por su antigüedad y compostura.

En uno de los laterales tiene una imagen de san Francisco de Asís y en el otro una imagen de san Antonio de Padua, al que las mujeres del pueblo le han puesto siempre velas, naturalmente, no para buscarlas novio, sino para que cuidase de sus animales, confundiéndole con san Antón, el verdadero patrón de los animales.

Este altar fue retirado de su lugar y está desmontado, al hacer el adecentamiento de la iglesia, lo mismo que el de la Inmaculada. Este más moderno y sin valor artístico. Las imágenes de este altar se han colocado cerca de donde estaban, en el hueco de una puerta de entrada de la antigua iglesia que estaba tapada con argamasa y cal.

 

LAS ERMITAS

Hubo en Sandoval de la Reina cuatro ermitas. Dos de ellas antiguamente fueron parroquias, la de Castro Rubio y la de San Millán. Además de estas dos había la de San Juan y la de San Roque. A estas dos las utilizaban como cementerio cuando se enterraba en la iglesia a los que morían en el pueblo y no se podían levantar las sepulturas, por hacer poco tiempo desde su enterramiento. La primera en desaparecer fue la de San Millán, que la desmontaron para, con sus materiales, hacer el granero de la iglesia. Dicen los escritos que, como estaba en alto, sobre todo el tejado, se deterioraba con frecuencia y les suponía mucho dinero su arreglo. La de San Juan se la expropio el Gobierno y la vendió; su piedra fue a parar al puente de la carretera, juntamente con la piedra del monasterio de Villamayor de Treviño. A la de Castro Rubio, cuyo titular era san Martin y cuya imagen también la robaron, le quitaron la teja para retejar la de San Roque, que además no tiene los cimientos muy seguros y entre vez y cuando hay que reparar alguna pared, la última el año pasado.

NT-1: Cancelar la mitad de las obligaciones pendientes de pago de la torre de la iglesia.
NT-2: Banco de piedra u otra materia arrimado a las paredes, ordinariamente a la puerta de las casas de zonas rurales (DRAE).
NT-3: Dice el Código de Derecho Canónico: «En peligro de muerte, cualquiera que sea la causa de donde ésta proceda, obliga a los fieles el precepto de recibir la Sagrada comunión por Viático». La obligación de comulgar una vez al año, que antes era por Pascua Florida, el Nuevo Código de Derecho Canónico, lo expresa así en el canon 920: «Todo fiel, después de la Primera Comunión, está obligado a comulgar por lo menos una vez al año. Este precepto debe cumplirse durante el Tiempo Pascual, a no ser que por causa justa se cumpla en otro tiempo dentro del año».
Este Tiempo Pascual comienza en el Triduo Pascual, el Jueves Santo, y termina con el domingo de Pentecostés. En España desde 1526, el Cumplimiento Pascual puede cumplirse desde el Miércoles de Ceniza hasta el domingo de la Santísima Trinidad.
http://es.catholic.net/op/articulos/29840/cat/872/la-sagrada-comunion.html
NT-4: También podría representar a san Antonio de Padua, venerado en Sandoval (ver "altar de san Miguel") y que también lleva vara de azucenas, libro y hábito franciscano.
NT-5: Portátiles.

 
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CIRILO GARCÍA PÉREZ

SANDOVAL
DE LA REINA
Y SUS FUNDADORES
LA FAMILIA DE LOS SANDOVALES

ISBN. 84-607-0998-1
Depósito legal BU - 353 - 2000
Imprime: Artecolor Impresores – Burgos